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Una técnica isotópica podría resolver el problema de la vitamina A en los programas de nutrición

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Orange-fleshed fruits like mangoes, leafy green vegetables and supplement tablets are all sources of vitamin A.

Alimentos como las frutas y las hortalizas de pulpa naranja (el mango, la calabaza y la zanahoria, entre otros), así como los vegetales de hoja verde, contienen carotenos, que el organismo puede transformar en vitamina A. Numerosos países administran también suplementos de vitamina A de alta dosis además de servicios de inmunización. (Fotografía: J. Brandwayn, N. Dumlao, M. Blackwell)

Dice el refrán que “somos lo que comemos”, y una dieta con una variedad limitada de nutrientes puede acarrear problemas de salud. Gobiernos y ONG de todo el mundo llevan decenios combatiendo este problema mediante la administración de complementos alimenticios y el enriquecimiento de alimentos con nutrientes, como la vitamina A. Sin embargo, hoy se plantea la duda de si la falta de coordinación y el solapamiento entre los programas no estará causando más mal que bien y perjudicando la salud de las personas.

Esta cuestión se abordó en una reciente reunión técnica del OIEA, en la que se hizo especial hincapié en una técnica de isótopos estables que, con gran exactitud, puede ayudar a nutricionistas y profesionales de la salud pública a conocer mejor el nivel de vitamina A en poblaciones expuestas a diferentes programas contra la carencia de vitamina A (Véase Uso de isótopos para medir el nivel de vitamina A).

La vitamina A es un compuesto orgánico importante para el crecimiento y el desarrollo. Ayuda a mantener en buen estado nuestro sistema inmunitario y es esencial para una buena vista. Un aporte suficiente de vitamina A no está al alcance de todo el mundo ya que, en su forma biológicamente activa, esta vitamina solo se encuentra en unos pocos productos de origen animal, como los huevos, los lácteos y el hígado. Otros alimentos más accesibles, como las frutas y las hortalizas de pulpa naranja (el mango, la calabaza y la zanahoria, entre otros), así como los vegetales de hoja verde, contienen carotenos, que el organismo puede transformar en vitamina A.

A diferencia de la vitamina C o de otros nutrientes hidrosolubles, la vitamina A es liposoluble. Esto significa que, una vez ingerida, no se elimina rápidamente del organismo sino que se acumula en el hígado, pudiendo llegar a dañarlo y provocar síntomas similares a los asociados al alcoholismo, como el amarilleamiento del blanco del ojo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la carencia de vitamina A como un problema de salud pública y estima que, a nivel mundial, afecta a 190 millones de niños menores de 5 años. Según sus datos, pueden atribuirse a esta carencia 800 000 muertes al año. En consecuencia, muchos países han estado administrando suplementos de vitamina A de alta dosis además de ofrecer servicios de inmunización, pese a los riesgos que esto conlleva si ya existen otros programas de administración de vitamina A. Según estudios llevados a cabo en Sudáfrica, Filipinas y Guatemala, algunos grupos de población podrían estar recibiendo un exceso de vitamina A debido al solapamiento entre los programas de suplementación y de enriquecimiento, sumado a las mejoras en la alimentación.

Todo en su justa medida

“Históricamente, el exceso de vitamina A ha sido un fenómeno infrecuente y se daba en personas que se alimentan del hígado de carnívoros de gran tamaño, como los osos polares”, explica Pernille Kaestel, especialista en nutrición del OIEA. “En la actualidad, la ingesta excesiva de vitamina A también se considera un riesgo. Comprender quién no recibe suficiente vitamina A y quién recibe demasiada es prioritario para asegurarnos de que los programas de nutrición cumplen con su cometido.”

Solucionar este problema pasa, en primer lugar, por medir el nivel de vitamina A de la población. Los profesionales de la salud pública y los nutricionistas tienen a su disposición diferentes técnicas de medición que, sin embargo, solo son eficaces para detectar niveles bajos de vitamina A.

En la reunión técnica virtual del OIEA sobre optimización de las técnicas nucleares para evaluar el nivel de vitamina A, celebrada el mes pasado, 20 expertos de todo el mundo examinaron formas de optimizar el análisis por dilución isotópica del retinol (RID), una técnica nuclear que permite medir los niveles de vitamina A en el organismo, para su uso en programas de nutrición.

En el marco de esta reunión tuvo lugar una mesa redonda con partes interesadas internacionales de organizaciones que trabajan, entre otros ámbitos, en la esfera de la situación de la vitamina A a escala mundial, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Fundación Bill y Melinda Gates, la Alianza Mundial para la Vitamina A y la organización Helen Keller International.

Los ponentes concluyeron que los resultados de los programas en los que se usa el RID pueden ayudar a los países a decidir cuándo deben interrumpirse o modificarse las prácticas de suplementación; en el mejor de los casos, mantenerlas podría suponer un despilfarro de recursos mientras que, en el peor, podría poner a algunos grupos de población en situación de riesgo de ingesta elevada de vitamina A.

Las intervenciones en la mesa redonda sirvieron para orientar los debates durante el resto de la reunión técnica. Los participantes definieron las prioridades de investigación para abordar cuestiones metodológicas sin resolver acerca del RID y determinaron formas de adaptar la técnica a fin de que pueda utilizarse a mayor escala. Los resultados de la reunión se tratarán en un proyecto coordinado del OIEA que se prevé poner en marcha más adelante este año.

El RID lleva utilizándose desde la década de 1990 pero, dado que es una técnica isotópica para la que se requieren equipo y conocimientos especializados, no se ha empleado habitualmente fuera del ámbito de la investigación. Sin embargo, los expertos presentes en la reunión confirmaron que podría utilizarse el RID en contextos más amplios, en los que puede compensar las limitaciones de otras técnicas.

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