Dice el refrán que “somos lo que comemos”, y una dieta con una variedad limitada de nutrientes puede acarrear problemas de salud. Gobiernos y ONG de todo el mundo llevan decenios combatiendo este problema mediante la administración de complementos alimenticios y el enriquecimiento de alimentos con nutrientes, como la vitamina A. Sin embargo, hoy se plantea la duda de si la falta de coordinación y el solapamiento entre los programas no estará causando más mal que bien y perjudicando la salud de las personas.
Esta cuestión se abordó en una reciente reunión técnica del OIEA, en la que se hizo especial hincapié en una técnica de isótopos estables que, con gran exactitud, puede ayudar a nutricionistas y profesionales de la salud pública a conocer mejor el nivel de vitamina A en poblaciones expuestas a diferentes programas contra la carencia de vitamina A (Véase Uso de isótopos para medir el nivel de vitamina A).
La vitamina A es un compuesto orgánico importante para el crecimiento y el desarrollo. Ayuda a mantener en buen estado nuestro sistema inmunitario y es esencial para una buena vista. Un aporte suficiente de vitamina A no está al alcance de todo el mundo ya que, en su forma biológicamente activa, esta vitamina solo se encuentra en unos pocos productos de origen animal, como los huevos, los lácteos y el hígado. Otros alimentos más accesibles, como las frutas y las hortalizas de pulpa naranja (el mango, la calabaza y la zanahoria, entre otros), así como los vegetales de hoja verde, contienen carotenos, que el organismo puede transformar en vitamina A.
A diferencia de la vitamina C o de otros nutrientes hidrosolubles, la vitamina A es liposoluble. Esto significa que, una vez ingerida, no se elimina rápidamente del organismo sino que se acumula en el hígado, pudiendo llegar a dañarlo y provocar síntomas similares a los asociados al alcoholismo, como el amarilleamiento del blanco del ojo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la carencia de vitamina A como un problema de salud pública y estima que, a nivel mundial, afecta a 190 millones de niños menores de 5 años. Según sus datos, pueden atribuirse a esta carencia 800 000 muertes al año. En consecuencia, muchos países han estado administrando suplementos de vitamina A de alta dosis además de ofrecer servicios de inmunización, pese a los riesgos que esto conlleva si ya existen otros programas de administración de vitamina A. Según estudios llevados a cabo en Sudáfrica, Filipinas y Guatemala, algunos grupos de población podrían estar recibiendo un exceso de vitamina A debido al solapamiento entre los programas de suplementación y de enriquecimiento, sumado a las mejoras en la alimentación.