Las técnicas nucleares contribuyen a la lucha que Tailandia libra contra la malnutrición ya que ayudan a los científicos a determinar las mejores maneras de aumentar los niveles de nutrientes en los niños. Distintos estudios realizados desde 2009 con apoyo del OIEA han demostrado que los alimentos enriquecidos con vitaminas y minerales como el hierro, el zinc, la vitamina A y el calcio, mejoran el aporte de micronutrientes y aumentan los niveles de elementos nutritivos en los niños.
“La alimentación de estos niños de corta edad presentaba un déficit de micronutrientes que la mayoría de alimentos locales no puede subsanar”, afirma Emorn Udomkesmalee, Asesor Superior y antiguo Director del Instituto de Nutrición de la Universidad de Mahidol (INMU), situada en las proximidades de Bangkok. “Empleando técnicas isotópicas, encontramos una manera de detectar este déficit y de medir cómo el organismo de esos niños absorbe y utiliza determinados micronutrientes.”
Para crecer, los niños necesitan más micronutrientes que los que obtienen de una alimentación típica que, a pesar de tener suficientes calorías, suele ser pobre en hierro, zinc, vitamina A o calcio. En muchos países en desarrollo, la comida se basa en gran medida en alimentos con poca concentración de nutrientes, como los vegetales, lo que puede provocar una carencia de micronutrientes, a menudo conocida como ‘hambre encubierta’, que puede afectar a cientos de miles de niños, en palabras de Emorn Udomkesmalee. Según un estudio de 2012, aproximadamente 800 000 niños menores de cinco años padecían desnutrición en Tailandia, motivo por el cual corrían el riesgo de sufrir carencia de micronutrientes.
“Un niño que no consuma suficientes micronutrientes no crecerá como debería y podría llegar a padecer enfermedades infecciosas”, afirma Christine Slater, especialista en nutrición del OIEA. Durante los últimos veinte años, Tailandia ha trabajado activamente para reducir la malnutrición y la carencia de nutrientes a través de políticas de salud y programas de nutrición comunitarios.
Una manera de evitar y controlar la carencia de micronutrientes es distribuyendo alimentos enriquecidos con vitaminas y minerales, una práctica común en la actualidad en Tailandia. Un alimento se enriquece añadiendo micronutrientes a la comida que se consume habitualmente, como el aceite o los cereales, o mediante el bioenriquecimiento, es decir, la producción de cultivo con unos niveles mayores de estos micronutrientes fundamentales. Estos alimentos enriquecidos suelen añadirse a la dieta tradicional a modo de complemento.
Entre 2009 y 2012, científicos tailandeses capacitados por el OIEA probaron un programa de enriquecimiento de alimentos en niños de entre 6 y 24 meses de edad. Dieron a un grupo de niños arroz enriquecido con hierro, zinc y vitamina A. Después de medir sus reservas de micronutrientes mediante técnicas isotópicas (véase el recuadro Técnicas isotópicas y nutrición en los niños), observaron que las reservas de hierro, zinc y vitamina A de los niños que habían consumido el arroz enriquecido habían aumentado notablemente en comparación con el grupo de control. Los científicos utilizaron una simulación informática para confirmar además que el arroz enriquecido satisfacía adecuadamente las necesidades de nutrientes.
Antes de aplicar técnicas isotópicas, los científicos tailandeses tenían que utilizar cálculos basados en determinados alimentos ricos en nutrientes para comprobar si los programas nacionales de nutrición funcionaban, comenta Pattanee Winichagoon, Profesora Asociada del INMU. “La evaluación se basaba en nuestros conocimientos y cálculos y no tomaba debidamente en cuenta cuestiones como la absorción de micronutrientes por el organismo”, afirma.
Transformar los datos en resultados prácticos
Actualmente se están examinando los resultados de esos estudios para seguir mejorando los programas de intervención nutricional en todo el país.
“Hemos estado en contacto con el Ministerio de Salud Pública y con el Grupo de Nutrición Pediátrica y hemos empezado a hablar sobre cómo aprovechar nuestros análisis”, dice Pattanee Winichagoon. Añade que, si se tienen en cuenta, los resultados del estudio permitirán elaborar nuevas directrices prácticas sobre alimentos complementarios para lactantes y niños de corta edad.
Aprender hoy para enseñar mañana
El OIEA lleva trabajando con Tailandia en la esfera de la nutrición desde 1998. El país se ha beneficiado del programa de cooperación técnica del OIEA y de proyectos coordinados de investigación plasmados en cursos de capacitación, visitas científicas, becas y equipo. Asimismo, los científicos tailandeses han estado trabajando con el OIEA en el uso de técnicas isotópicas para evaluar la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y para cerciorarse de que los alimentos enriquecidos con hierro no son perjudiciales para personas con falta de hierro u otros nutrientes.
Según Pattanee Winichagoon, una manera de que estos esfuerzos se vean recompensados es organizando cursos para que otras personas puedan formarse en técnicas isotópicas. “Sería una lástima no compartir los conocimientos técnicos. Tenemos muchísimas preguntas, y no somos los únicos.”
Según Christine Slater, la nutrición es un tema de interés para Tailandia y para el mundo. “Las consecuencias para la sociedad de una mejor nutrición son enormes. Un niño bien alimentado poseerá una capacidad de estudio adecuada cuando crezca y podrá ganarse la vida de mayor. En general, una población bien alimentada contribuye al desarrollo del país.”
“La alimentación de estos niños de corta edad presentaba un déficit de micronutrientes que la mayoría de alimentos locales no puede subsanar. Mediante técnicas isotópicas, encontramos una manera de detectar este déficit y de medir cómo el organismo de esos niños absorbe y utiliza determinados micronutrientes.”