Tras decenios de decidida cooperación en la implementación de estrategias de disposición final en Finlandia y Suecia y de colaboración para desarrollar una solución para la disposición final segura a partir de un diseño sueco, se está construyendo en Olkiluoto (Finlandia) el primer repositorio geológico profundo para combustible gastado. Suecia, junto con otros países, también está dando pasos para construir una instalación de ese tipo.
El combustible gastado sigue generando un calor considerable durante varios decenios después de haber sido retirado de los reactores de potencia, por lo que, para que se enfríe, se deposita en piscinas de agua o instalaciones de almacenamiento en seco. Las piscinas y los contenedores de almacenamiento garantizan la integridad del combustible gastado y evitan que se produzcan emisiones de radiación o de materiales radiactivos, protegen así a las personas y el medio ambiente de las exposiciones. Sin embargo, el combustible gastado tarda varios millares de años en perder su carácter altamente radiactivo y debe permanecer aislado durante cientos de miles de años.
La disposición final del combustible gastado —después de que haya sido declarado desecho— puede llevarse a cabo, una vez reducido el calor que genera, enterrándolo en instalaciones de almacenamiento en estructuras artificiales situadas a varios cientos de metros de la superficie, es decir, en instalaciones de disposición final geológica profunda. El objetivo es contener la radiactividad de este combustible encapsulándolo en recipientes resistentes y a prueba de fugas y aislándolo bajo tierra. Estas instalaciones constan de un sistema de túneles o cámaras y se construyen en emplazamientos geológicamente adecuados para velar por la seguridad a largo plazo de los materiales enterrados (véase el recuadro titulado “Base científica”).
La instalación que está construyéndose en Finlandia se basa en el concepto de disposición final denominado “KBS-3”, desarrollado por la Compañía Sueca de Gestión del Combustible y los Desechos Nucleares (SKB) en estrecha colaboración con Posiva, la empresa finlandesa que se encarga de la disposición final del combustible nuclear gastado. El método KBS-3 consiste en encapsular el combustible gastado en contenedores de cobre resistentes a la corrosión e insertar esos contenedores en arcilla expansiva dentro de los túneles del repositorio, a una profundidad de hasta 500 metros bajo el nivel del terreno.
“No es solo que Finlandia y Suecia coincidamos al optar por la disposición final directa del combustible gastado, sino que también tenemos reactores similares y, por tanto, combustibles gastados similares. Ambos países consideramos lógico ampliar la cooperación directa respecto de diversas actividades de investigación y desarrollo”, dice Magnus Westerlind, Asesor Superior de la SKB. “Por ejemplo, casi todo el trabajo relativo a los contenedores de cobre se ha llevado a cabo como un proyecto de desarrollo conjunto”.
Las decisiones gubernamentales adoptadas por los dos países a finales de los años setenta y principios de los años ochenta dieron lugar a la adopción de políticas que imponían a los productores de desechos nucleares la obligación de encargarse también de su gestión. En Finlandia, el combustible gastado de la central nuclear de Loviisa se transportó a la Unión Soviética, y posteriormente a Rusia, para su reprocesamiento hasta 1996. Cuando el Gobierno de Finlandia expidió la licencia de explotación para la central nuclear de Olkiluoto en 1978, pidió al licenciatario que elaborase un plan de gestión de desechos radiactivos, incluido el combustible nuclear gastado, que debían someterse a disposición final en el país.
En Suecia, los propietarios de centrales nucleares se unieron a finales de los años setenta para formar la SKB con el objetivo de gestionar conjuntamente el combustible gastado. Así comenzaron diversas actividades de investigación y desarrollo para elaborar un concepto de disposición final que dieron como resultado el método KBS-3. Este concepto fue seleccionado en 1983 como medio adecuado para la disposición final de los desechos y desde entonces ha seguido perfeccionándose. Actualmente se ha elegido el emplazamiento en que se aplicará el concepto y los planes para las obras de construcción están en marcha.
“Un elemento importante al poner en práctica la estrategia de disposición final es el procedimiento de examen, que tiene lugar cada tres años”, afirma el Sr. Westerlind. “En el marco de este procedimiento se invita a numerosas partes —universidades, entidades gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y municipios— a formular observaciones sobre nuestra estrategia. Tales observaciones no solo han contribuido notablemente al examen técnico de nuestro programa, sino también a garantizar que está en consonancia con las políticas de Suecia”. Además, el Sr. Westerlind añade que se ha trabajado y se sigue trabajando mucho para conseguir y mantener la aceptación del público respecto de la selección del emplazamiento de la instalación de disposición final de combustible gastado y su construcción.