Los 100 000 habitantes de Seychelles, un archipiélago de 115 islas en el océano Índico, pueden ahora confiar en mayor medida en los productos alimenticios que compran gracias a las técnicas de base nuclear.
Un proyecto de cooperación técnica de cuatro años de duración iniciado en 2016 y dirigido por el OIEA, en asociación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha contribuido a aumentar la capacidad de control de la inocuidad de los alimentos en Seychelles. Gracias a él, el Laboratorio de Salud Pública de Seychelles ya es capaz de detectar la aflatoxina M1, una sustancia cancerígena, en las importaciones de leche y de productos lácteos. Al mismo tiempo, el Gobierno ha reforzado el marco jurídico nacional para proteger mejor la salud de los consumidores con respecto a esos contaminantes.
Muchos pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) no tienen condiciones para la agricultura debido a su pequeño tamaño, topografía y clima, lo que hace que dependan de las importaciones de alimentos. Para mantener la seguridad y la confianza de los consumidores, es fundamental vigilar y controlar contaminantes como las micotoxinas, las biotoxinas y los metales tóxicos en los productos alimenticios importados, así como los residuos de medicamentos veterinarios y plaguicidas que se utilizan en la producción de alimentos.
“Gracias al apoyo del OIEA y de la FAO ahora podemos realizar análisis para detectar rastros de distintos residuos y contaminantes en los alimentos, lo que significa que podemos proteger mejor a los consumidores de los posibles peligros de los productos importados”, dijo Leon Biscornet, Tecnólogo Jefe del Laboratorio de Salud Pública de las Seychelles. El Sr. Biscornet añadió que la capacidad de certificar la inocuidad de los productos alimenticios destinados a la exportación también contribuye a mejorar y mantener el acceso a los mercados de exportación de alimentos, así como a impulsar las exportaciones agrícolas.