Inocuidad de los alimentos

Garantizar la inocuidad de los alimentos se ha convertido en una preocupación cada vez mayor para la salud de los consumidores, el robustecimiento de la seguridad alimentaria y la promoción del comercio internacional. Mediante el uso de técnicas nucleares, el OIEA presta asistencia a los Estados Miembros en materia de irradiación de alimentos, detección de contaminantes, verificación del origen y la autenticidad de los alimentos y establecimiento de normas internacionales.

Garantizar la inocuidad y la calidad de los alimentos ha adquirido mayor importancia, en particular, para los países en desarrollo que exportan alimentos a los principales bloques comerciales de los países desarrollados, o que pueden llegar a hacerlo. La existencia de normas, directrices y recomendaciones internacionales relativas a la producción de alimentos inocuos y de calidad garantizada es una condición indispensable para ese comercio internacional. Ello requiere, a su vez, capacidad analítica suficiente para detectar y vigilar la presencia de contaminantes en los alimentos, como residuos de plaguicidas, fármacos de uso veterinario o micotoxinas, durante el proceso de producción y en los alimentos acabados, así como para asegurar la calidad de las sustancias agroquímicas empleadas.

Junto con la FAO, el OIEA ayuda a sus Estados Miembros a crear y a adoptar técnicas nucleares y técnicas conexas que den soluciones de carácter científico a la regulación de la inocuidad de los alimentos. Aunque la irradiación de alimentos forma parte de esas soluciones, se hace especial hincapié en los análisis de residuos químicos y en la autenticidad de los alimentos, y se ponen a disposición métodos analíticos validados para la realización de controles oficiales en laboratorios de todo el mundo.

Las normas internacionales robustecen la inocuidad de los alimentos en todo el mundo

Unas redes sostenibles de inocuidad de los alimentos son indispensables para mejorar los sistemas analíticos y de control de los alimentos. Esas redes pueden aprovechar la influencia de las instituciones nacionales y regionales en un mundo donde el comercio de alimentos es cada vez más complejo y está cada vez más globalizado, y donde la cadena de suministro, que va desde la explotación hasta la mesa del consumidor, a menudo trasciende las fronteras nacionales.

Nuestra labor está directamente ligada a la Comisión del Codex Alimentarius, organismo establecido por la FAO y la Organización Mundial de la Salud en 1963 para elaborar normas alimentarias internacionales armonizadas, y apoya el desarrollo y el uso de la irradiación de alimentos de conformidad con las normas internacionales. También tiene como objetivo fortalecer las normas internacionales para el uso de métodos basados en la energía nuclear y otros métodos conexos destinados a verificar la autenticidad de los alimentos y medir los niveles de sustancias agroquímicas, como los residuos de plaguicidas y de fármacos de uso veterinario, presentes en los alimentos.

Las aplicaciones modernas de las técnicas analíticas relacionadas con la energía nuclear utilizan isótopos estables como normas internas en los análisis cuantitativos, mientras que en el radioanálisis se utilizan niveles bajos de reactivos radiactivos para detectar, en laboratorios y sobre el terreno, contaminación en los alimentos. Las mediciones de la razón isotópica también detectan diferencias sutiles en la masa nuclear, lo que permite rastrear los productos hasta su origen mediante tecnologías de “identificación de huellas” y determinar si estos y sus ingredientes son genuinos y coinciden con lo que se indica en la etiqueta.

La irradiación de alimentos con rayos X, haces de electrones o rayos gamma se utiliza para garantizar la inocuidad y la calidad de los alimentos o la seguridad fitosanitaria. Regulada y utilizada a nivel comercial, esta técnica es eficaz para controlar el deterioro, eliminar patógenos transmitidos por los alimentos, como las bacterias, y controlar las plagas posteriores a las cosechas.

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