Los accidentes nucleares o radiológicos pueden contaminar las tierras y los productos agrícolas. Los contaminantes son sustancias que, si bien no se agregan de manera intencional a las tierras y los productos agrícolas, están presentes en ellos. Puede tratarse de material estable o radiactivo, y tener su origen en fuentes naturales u originarse a partir de actividades humanas.
Evaluación de la contaminación en la agricultura
La emisión de radionucleidos al aire, la tierra y el agua y su transferencia a la cadena alimentaria son procesos dinámicos, y las concentraciones varían con el transcurso del tiempo y en el espacio. A fin de prepararse para casos de emergencia, responder a ellos y gestionarlos, es preciso contar con sistemas que permitan vigilar, evaluar y visualizar las zonas agrícolas afectadas. Esos sistemas deben ponerse en marcha lo antes posible en caso de accidente.
Junto con la FAO, el OIEA concentra sus esfuerzos en sistemas y protocolos que permitan evaluar el grado de contaminación de la producción agrícola. La finalidad de esas actividades es mitigar los efectos de la contaminación radiactiva en los alimentos y la agricultura, y fortalecer la seguridad radiológica del medio ambiente agrícola y de los consumidores. Ello, a su vez, sirve de ayuda a los productores y el comercio, y, por tanto, tiene una dimensión económica además de social.
Sistemas que facilitan la adopción rápida de decisiones en situaciones de emergencia
En una situación de emergencia, es necesario disponer de información actualizada sobre la distribución espacial y temporal de los radionucleidos en el territorio, a fin de adoptar decisiones y mantener la confianza de la población. La mayor dificultad reside en acopiar, verificar y facilitar información mediante la recopilación y la gestión eficientes de datos, y la elaboración de mapas espaciales y temporales de las concentraciones de radionucleidos en el suelo, el agua, las plantas y los animales.
Los sistemas y protocolos elaborados por el OIEA y la FAO pueden utilizarse en las labores cotidianas de vigilancia rutinaria. Ahora bien, en una situación de emergencia, su objetivo es optimizar el tiempo de respuesta de los Estados Miembros para que puedan decidir con celeridad si es necesario imponer restricciones alimentarias. Los sistemas también proporcionan procedimientos y protocolos sencillos para tomar muestras, gestionar grandes cantidades de datos y cartografiar y visualizar las zonas afectadas, lo que permite mantener una comunicación eficaz con el conjunto de la población.