Contaminantes de los alimentos

Garantizar la inocuidad y la calidad de los alimentos es un problema fundamental de salud pública. Los alimentos pueden estar contaminados por metales tóxicos, plaguicidas y residuos de fármacos de uso veterinario, así como por contaminantes orgánicos, radionucleidos y micotoxinas. Las técnicas radiométricas y otras técnicas conexas, adaptadas a las necesidades locales, se utilizan para apoyar los programas nacionales de lucha contra esos contaminantes.

El riesgo de contaminación en la cadena alimentaria agrícola puede provenir de distintas fuentes, incluidos los residuos de sustancias agroquímicas y las toxinas naturales. Además de las importantes consideraciones de salud pública que han de tenerse en cuenta, el impacto económico de la contaminación alimentaria puede ser significativo y podría repercutir negativamente en el comercio internacional.

Las técnicas nucleares pueden ayudar a detectar, vigilar y rastrear la presencia de contaminantes en los alimentos. Junto con la FAO, el OIEA apoya a los Estados Miembros y los alienta a que utilicen instrumentos radiométricos y otros instrumentos analíticos conexos para vigilar y controlar la presencia de fármacos de uso veterinario, plaguicidas y micotoxinas en los alimentos. Mediante nuestra colaboración con otras organizaciones internacionales, contribuimos a establecer las normas oportunas relativas a los niveles de contaminación por radionucleidos, metales tóxicos y otros contaminantes orgánicos. También apoyamos la adopción de los límites máximos de residuos (LMR) recomendados por la Comisión del Codex Alimentarius, organismo creado por la FAO y la Organización Mundial de la Salud en 1963 para elaborar normas alimentarias internacionales armonizadas.

Los contaminantes en los alimentos y el uso de técnicas nucleares

  • La contaminación microbiológica de los alimentos por organismos patógenos, como la Salmonella o la E. coli, ha aumentado considerablemente en los últimos decenios. El fortalecimiento de la inocuidad de los alimentos en ese ámbito requiere la adopción de un enfoque holístico al analizar la presencia de contaminantes químicos y otros contaminantes naturales y microbianos en un mismo alimento, dado que detectar la presencia de microorganismos patógenos en el producto final implica que el proceso ha fallado.
  • Los plaguicidas y otros productos agroquímicos son instrumentos fundamentales gracias a los cuales los agricultores pueden reducir las pérdidas de cultivos y aumentar su rendimiento, si bien deben regularse y utilizarse correctamente para no poner en peligro la salud humana y el medio ambiente. Los laboratorios analíticos son esenciales para vigilar los residuos de plaguicidas y concienciar sobre el uso seguro y eficaz de estos. La mayoría de los países desarrollados han fijado unos límites máximos para la presencia de residuos de plaguicidas en los alimentos.
  • Los residuos de fármacos de uso veterinario que se utilizan para combatir las enfermedades animales y mejorar la producción pueden entrañar riesgos para la salud. Deben controlarse por medio de programas de vigilancia de ámbito nacional, dirigidos por laboratorios competentes que inspiren confianza a los consumidores locales e internacionales. Instrumentos como los radiorreceptores y los radioinmunoensayos, los fármacos de uso veterinario marcados con isótopos estables y los métodos complementarios de cromatografía permiten a los Estados Miembros apoyar mejor la vigilancia de los residuos de fármacos de uso veterinario y otros contaminantes conexos presentes en los alimentos y las muestras ambientales.
  • Las micotoxinas son metabolitos secundarios de diversos hongos que contaminan numerosos cultivos, así como productos alimentarios y piensos para animales, lo que plantea riesgos para la salud de los consumidores. También afectan a la salud y la productividad de los animales y, por tanto, son una amenaza para la inocuidad y la calidad de los alimentos. Las micotoxinas deben ser objeto de una vigilancia y un control atentos. Unos laboratorios de análisis competentes contribuyen a mejorar la capacidad de los Estados Miembros en la aplicación de técnicas radiométricas y otras técnicas analíticas conexas destinadas a combatir esas toxinas.
  • La presencia de radionucleidos, ya sean de origen natural o antropogénico, en los alimentos y el medio ambiente debe ser tan baja como sea razonablemente posible. Por consiguiente, los Estados Miembros han de contar con laboratorios capaces de determinar con exactitud los niveles de radiación de fondo natural.
  • Los metales y otros contaminantes orgánicos pueden ser tóxicos para los seres humanos, los animales y el medio ambiente. Muchos países, así como la Comisión del Codex Alimentarius, han establecido límites máximos o códigos de prácticas para proteger la salud humana y la salud ambiental. Unos laboratorios de análisis eficaces son fundamentales para garantizar la realización de análisis adecuados y una vigilancia sistemática de esos contaminantes.

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