El arroz, que es el principal cultivo básico de la República Democrática Popular Lao, es fundamental para la seguridad alimentaria y el empleo. Más del 80 % de los agricultores del país producen arroz, que ocupa aproximadamente el 60 % de la superficie cultivada del país. Sin embargo, la topografía montañosa de Laos, su clima tropical con monzones frecuentes, la erosión del suelo, la falta de variedades de arroz adecuadas y el uso insuficiente de fertilizantes limitan la producción de arroz y amenazan los medios de subsistencia de esta sociedad agraria. Dado que el 72 % de la superficie del país en la que se cultiva arroz depende de las precipitaciones naturales, se prevé que la distribución de las precipitaciones, cada vez más variable debido a los cambios en el clima, tendrá efectos devastadores en la producción de arroz.
El OIEA, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha ayudado a los agricultores de Laos a aumentar un 60 % la producción de arroz gracias a unas prácticas mejoradas de gestión del suelo y los nutrientes determinadas mediante técnicas nucleares (véase el recuadro “Base científica”). Según los resultados de ensayos realizados en campos de cultivo, la producción de arroz ha pasado de 3,16 a 5,1 toneladas por hectárea gracias a la utilización de fertilizantes químicos y estiércol de forma optimizada.
“Llevo tres años siguiendo estas prácticas —dice Somphet Siphandone, agricultor del distrito Sanakarm, en la provincia de Vientián, que participa en un proyecto piloto en el que se ponen en práctica estos hallazgos—. Mi cosecha ha aumentado un 60 % con respecto a nuestra práctica tradicional. En la capacitación se nos presentaron técnicas agrícolas eficientes y eficaces que han funcionado bien en nuestros campos. Gracias al programa, somos más resistentes a los cambios en el clima y nuestras cosechas han aumentado”.