En Bolivia han encontrado el modo de proteger y utilizar de manera sostenible el agua del acuífero de Purapurani con la ayuda de la tecnología nuclear.
A pesar de que durante siglos ha suministrado agua a las ciudades de El Alto y Viacha, próximas a La Paz, la capital, no era mucho lo que se sabía de Purapurani hasta hace poco. En la actualidad los científicos utilizan técnicas isotópicas para recopilar información clave sobre la edad, la calidad y el origen de esta agua subterránea, información que les permitirá planificar mejor su uso.
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“Gracias a los isótopos, estamos descubriendo los secretos de nuestro acuífero”, señala Paola Mancilla Ortuño, hidróloga del Ministerio de Medio Ambiente y Agua. “Hoy sabemos que, lamentablemente, las aguas poco profundas de la zona septentrional del acuífero están contaminadas, que parte del agua de la zona oriental posiblemente tenga más de 2000 años y que las aguas subterráneas de otra parte del acuífero proceden del agua de lluvia que viene de la cordillera de los Andes.”
Purapurani es un recurso fundamental para el desarrollo de la región, y más de un millón de personas dependen de este acuífero de 300 km². “El Purapurani ha contribuido al desarrollo económico de esas dos ciudades”, comenta Mancilla Ortuño. Un número creciente de personas dependen del acuífero en su día a día, las empresas extraen de él grandes cantidades de agua para seguir el ritmo de crecimiento urbano y los granjeros lo necesitan para mantener sus cultivos y ganado.
El OIEA ha ayudado a Bolivia a establecer su primer laboratorio de hidrología isotópica y en 2012 expertos del OIEA empezaron a capacitar a un grupo de científicos bolivianos en el uso de técnicas isotópicas para evaluar y determinar el origen, la edad, la vulnerabilidad a la contaminación, la circulación y las interacciones de los recursos hídricos, tanto superficiales como subterráneos (véase el recuadro Base científica). “Las técnicas isotópicas nos proporcionan información útil que no podríamos obtener con otros métodos, lo cual nos da una visión más amplia”, dice Mancilla Ortuño.
Gracias a estas mejoras de la capacidad, ahora los científicos, a diferencia de antes, pueden dar una respuesta adecuada a preguntas sobre la edad y la procedencia del agua, si esta sigue siendo de buena calidad o la cantidad que queda en el acuífero. Las respuestas a estas preguntas ayudan a promover la investigación científica sobre el Purapurani y a perfilar las políticas de protección y gestión del agua para que tengan en cuenta el potencial del acuífero y sus límites.
Las técnicas isotópicas nos proporcionan información útil que no podríamos obtener con otros métodos, lo cual nos da una visión más amplia.