Los envíos de uranio son como los viajeros VIP: se hacen por tierra, mar o aire y tienen escalas como cualquier otro viajante, pero por su influencia a escala mundial y el atractivo que tienen para los delincuentes, cada detalle del viaje se concibe de manera que se garantice la seguridad tecnológica y física en cada etapa de la ruta.
“Solo unos cuantos países producen uranio, que es el elemento necesario para producir el combustible que utilizan la mayoría de centrales nucleares de todo el mundo, motivo por el cual constituye un bien estratégico de alto valor”, explica Robert Floyd, Director General de la Oficina Australiana de Salvaguardias y No Proliferación (ASNO). “Teniendo en cuenta la necesidad de transportar uranio en todo el mundo, es importante que se mantengan las más estrictas normas a escala internacional”
Más del 80 % del uranio que se utiliza en el planeta es producido por solo cinco países. De los 30 países que explotan 451 reactores nucleares de potencia, pocos producen su propio uranio, lo que significa que cada año se envían normalmente más de 50 000 toneladas de concentrado de uranio.
El uranio es un elemento radiactivo natural. El concentrado de uranio, o torta amarilla, es polvo concentrado de uranio en cuya elaboración se eliminan las impurezas del mineral de uranio puro (para más información sobre cómo se elabora la torta amarilla, véase la página 23). La mayoría del uranio se envía como torta amarilla porque es más rentable que transportar el mineral de uranio sin refinar.
Si bien la torta amarilla entraña un riesgo radiológico mínimo, es igualmente necesario un tratamiento seguro. “Desde el punto de vista de la seguridad tecnológica, solo se precisan medidas de protección radiológica básicas”, dice Eric Reber, especialista en seguridad del transporte en el OIEA.
Desde el punto de vista de la seguridad física, explica David Ladsous, oficial superior de seguridad física nuclear en el OIEA, “las medidas de protección garantizan que el uranio no caiga en manos equivocadas. Revisten especial importancia debido al gran valor económico y estratégico del uranio, que puede inducir al robo o al sabotaje”.
El OIEA colabora con autoridades de todo el mundo para capacitar al personal y ayudar a elaborar reglamentos nacionales de seguridad tecnológica y física para el transporte de uranio. Los reglamentos nacionales para la seguridad tecnológica y física de los materiales nucleares deberían concebirse de manera que se ajustaran a las normas internacionales y se integraran en un régimen mundial de seguridad tecnológica y física, dice el Sr. Reber. Este esfuerzo conjunto abarca todo el proceso de transporte, desde la producción y el embalaje hasta las rutas de transporte y la entrega. También abarca posibles cuestiones como la piratería.
“Aunque el transporte de la torta amarilla supone un riesgo relativamente más bajo que otras partes del ciclo del combustible nuclear, es fundamental que existan altos niveles de seguridad tecnológica y física para crear confianza a escala nacional e internacional en la industria nuclear en su conjunto”, afirma el Sr. Floyd.
Aunque el transporte de la torta amarilla supone un riesgo relativamente más bajo que otras partes del ciclo del combustible nuclear, es fundamental que existan altos niveles de seguridad tecnológica y física para crear confianza a escala nacional e internacional en la industria nuclear en su conjunto.