Una de cada tres personas en el mundo sufre algún tipo de malnutrición -por ejemplo, obesidad, desnutrición o carencias nutricionales-, que en muchos casos se dan de forma combinada. Según expertos que participaron la semana pasada en el Simposio Internacional sobre el Estudio de la Doble Carga de la Malnutrición en aras de Intervenciones Eficaces, para encontrar soluciones duraderas y sostenibles a este complejo problema hacen falta mejores datos sobre la nutrición y los efectos de las medidas adoptadas, más inversiones específicas y más enfoques integrados a nivel de los gobiernos, el sector comercial, los investigadores y el público. Las técnicas de base nuclear permiten evaluar con exactitud diversos tipos de malnutrición y obtener datos con que fomentar las soluciones prácticas.
“Junto al cambio climático, la alimentaria es la mayor crisis humanitaria a la que nos enfrentamos”, afirma Clemens Auer, Enviado Especial para la Salud del Ministerio Federal de Trabajo, Asuntos Sociales, Salud y Protección del Consumidor de Austria. “Es fabuloso que las Naciones Unidas la hayan incluido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero los encargados de formular políticas tienen que comprender también la fragmentación, los determinantes e intereses comerciales y enfrentarse al sector industrial, por ejemplo, la industria de productos alimenticios y bebidas”.
Todos los países del mundo se ven afectados al menos por un tipo de malnutrición, y una cuarta parte sufre la “doble carga” de este trastorno, que es como se conoce una situación compleja en que la inseguridad alimentaria, la carencia de micronutrientes, la desnutrición y las enfermedades infecciosas conviven con el sobrepeso, la obesidad y otras enfermedades no transmisibles (ENT) conexas a nivel nacional, comunitario e, incluso, personal.
En 2017 había 151 millones de niños menores de cinco años con problemas de crecimiento (22,2 %), 51 millones con desnutrición aguda (7,5 %) y 38 millones con sobrepeso (5,6 %).
“La malnutrición, en todas sus formas, es con diferencia la principal causa de muerte prematura y de discapacidad. A pesar de las mejoras que se están produciendo a nivel mundial, estas son lentas”, explica Boyd Swinburn, Profesor de Nutrición de la Población y Salud Mundial de la Universidad de Auckland (Nueva Zelandia).
En el simposio, de cuatro días de duración, participaron más de 450 científicos, profesionales de la salud y la nutrición, encargados de elaborar políticas y representantes de organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. Fue la primera vez que el OIEA, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) aunaron esfuerzos para organizar una importante conferencia sobre la forma de hacer frente a la doble carga de malnutrición.