Con un 19 % de la población mundial pero solo un 7 % de sus tierras arables, China se enfrenta a la dificultad de cómo alimentar a una población en aumento y cada vez más pudiente sin descuidar la protección de sus recursos naturales. Los agrónomos del país han hecho un uso creciente de las técnicas nucleares e isotópicas para la producción de cultivos en los últimos decenios. En la actualidad, en cooperación con el OIEA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ayudan a los expertos de Asia y más allá de sus fronteras a desarrollar nuevas variedades de cultivo recurriendo a la irradiación.
En muchos países la investigación nuclear en agricultura la llevan a cabo organismos nucleares que no dependen de los centros nacionales de investigaciones agrícolas, pero en China el uso de técnicas nucleares en la agricultura forma parte de la labor de la Academia China de Agronomía (CAAS) y de las academias provinciales de ciencias agrícolas, lo que permite que los resultados puedan ponerse en práctica inmediatamente.
De hecho, la segunda variedad mutante de trigo que más se utiliza en China, Luyuan 502, fue desarrollada por el Instituto de Ciencias de los Cultivos de la CAAS y la Academia de Ciencias Agrícolas de Shadong mediante la mejora por inducción de mutaciones en el espacio (véase el recuadro titulado “Base científica”) y, como explica Luxiang Liu, Director General Adjunto del Instituto, su rendimiento es un 11 % mayor que el de la variedad tradicional, además de ser más resistente a la sequía y a las principales enfermedades. Cultivada en más de 3,6 millones de hectáreas, una superficie parecida a la de Suiza, es una de las 11 variedades de trigo que se han desarrollado a fin de mejorar la resistencia a la sal y la sequía, la calidad del grano y el rendimiento.
Gracias a la estrecha cooperación con el OIEA y la FAO, China ha sacado al mercado más de 1000 variedades mutantes de cultivos en los últimos 60 años, y las variedades desarrolladas en este país representan una cuarta parte de los mutantes incluidos actualmente en la base de datos OIEA/FAO de variedades mutantes producidas en el mundo, explica Sobhana Sivasankar, Jefa de la Sección de Fitomejoramiento y Fitogenética de la División Mixta FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura, que añade que los nuevos métodos de inducción de mutaciones y de selección de mutantes de alto rendimiento establecidos en el Instituto sirven de modelo a investigadores de todo el mundo.
El Instituto utiliza aceleradores de haces de iones pesados, rayos cósmicos, rayos gamma y sustancias químicas para inducir mutaciones en un gran número de cultivos, entre ellos, el trigo, el arroz, el maíz, la soja y las hortalizas. “Las técnicas nucleares son la clave de nuestro trabajo y se integran plenamente en el desarrollo de variedades vegetales con el fin de mejorar la seguridad alimentaria”, añade el Sr. Liu.
A lo largo de los años el Instituto se ha convertido también en una los principales colaboradores del programa de cooperación técnica del OIEA: más de 150 fitotécnicos de más de 30 países han participado en cursos de capacitación y han obtenido becas en la CAAS.
La agencia nuclear de Indonesia (BATAN) y la CAAS intentan encontrar fórmulas de colaboración en lo que respecta al fitomejoramiento, y los investigadores indonesios buscan la manera de aprender de la experiencia de China, apunta Totti Tjiptosumirat, Jefe del Centro de Aplicaciones Isotópicas y Radiológicas de la BATAN, que añade que “la difusión y la promoción activas de las actividades de China en fitomejoramiento sería útil para la investigación agrícola en toda Asia”.