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Las técnicas isotópicas ayudan a salvar las exportaciones de cacao de Panamá

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Árbol del cacao en Panamá. El cacao que se produce en el archipiélago de Bocas del Toro es cacao blanco orgánico de calidad gourmet certificada y ahora, además, libre de cadmio gracias al uso de técnicas isotópicas. (Fotografía: Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (IDIAP))

La reforma de los reglamentos de importación de la Unión Europea en 2019 puso en peligro las exportaciones de cacao de Panamá, pues obliga a los exportadores a demostrar que la cantidad de cadmio presente en sus productos es inferior al límite legal en la UE, que es de 0,8 miligramos por kilogramo. Las técnicas isotópicas pueden contribuir a determinar la fuente y el movimiento del metal y, de ese modo, ayudan a los agricultores a prevenir la contaminación de los granos, lo que permite mejorar la inocuidad de los alimentos y que las exportaciones se recuperen.

La provincia de Bocas del Toro, en el noroeste de Panamá, concentra el 90 % del cacao blanco orgánico de calidad gourmet del país. Allí los agricultores cultivan árboles del cacao con métodos tradicionales que están en armonía con el entorno natural. Sin embargo, el suelo de la mayoría de las zonas en que se cultiva cacao es, de manera natural, rico en cadmio, lo que pone en riesgo la calidad de los granos y los medios de vida de unos 1400 agricultores y sus familias. “La exportación de granos de cacao es una fuente importante de ingresos que ayuda a mitigar la pobreza en la provincia”, dice José Ezequiel Villarreal, investigador del Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (IDIAP).

Expertos del IDIAP trabajan para mejorar las prácticas de gestión del suelo y la calidad general del cacao orgánico. El OIEA, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), presta asistencia a expertos panameños para caracterizar y cartografiar el contenido de cadmio en los suelos donde se cultiva cacao. Posteriormente correlacionan el cadmio presente en el suelo con el contenido de este elemento en los frutos del cacao para calcular cuánto metal absorbieron.

El Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura también impartió capacitación a expertos y agricultores locales a través de un proyecto de cooperación técnica del OIEA que tiene por fin garantizar que aumenta la cantidad de cadmio que permanece en el suelo.  Para ello se pueden añadir enmiendas orgánicas al suelo, que ayudan a aumentar la materia orgánica y el pH de los suelos e inmovilizan el cadmio para que los árboles y sus frutos ya no puedan absorberlo.

“Los isótopos ayudan a determinar hasta qué punto el cadmio es absorbible por la planta —un fenómeno conocido como biodisponibilidad— y a rastrear su movimiento desde el suelo y a través de la planta”, explica Joseph Adu-Gyamfi, Especialista en Gestión Integrada de la Fertilidad del Suelo del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura. Comprender este proceso es el primer paso para reducir la absorción de cadmio por los árboles.

Adolfo Santo, ingeniero del Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (IDIAP), se reúne con un grupo de agricultores para explicar el objetivo de tomar muestras del suelo, las hojas y los granos de cacao para medir la concentración de cadmio. Con ayuda de las técnicas isotópicas, los expertos están logrando avances que redundarán en una mayor inocuidad de los granos de cacao de Panamá. (Fotografía: Ministerio de Desarrollo Agropecuario, Panamá)

Al añadir isótopos del cadmio al suelo, los científicos pueden determinar la fuente del metal en los fertilizantes y el propio suelo, lo que les permite rastrear el metal y determinar si hay desplazamiento y cuánta cantidad pasa del suelo a los frutos (véase Utilización de isótopos para rastrear metales pesados en el suelo).

El OIEA ha capacitado a expertos locales en la utilización de isótopos del cadmio como trazadores para evaluar y seleccionar variantes de cacao que no absorben cadmio. Además, unos 150 agricultores ya han recibido capacitación en materia de prácticas agrícolas que impiden que las plantas absorban el cadmio presente en el suelo.

En los próximos meses se capacitará a más agricultores. Como dice Karla Molina Díaz, Oficial de Gestión de Proyectos del OIEA: “Estamos utilizando la ciencia, la ciencia nuclear, para influir en el desarrollo, y estamos ayudando a los agricultores participantes a obtener unos ingresos estables que aumenten con el tiempo.”

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