Mejora de la fertilidad del suelo

La fertilidad del suelo es la capacidad que tiene el terreno para sustentar el crecimiento de las plantas y optimizar el rendimiento de los cultivos. Ello puede potenciarse por medio de fertilizantes orgánicos e inorgánicos que nutran el suelo. Las técnicas nucleares proporcionan datos útiles que mejoran la fertilidad del suelo y la producción de cultivos, al tiempo que reducen al mínimo el impacto medioambiental.

Promover la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental de los sistemas agrícolas requiere adoptar un enfoque integrado en la gestión de la fertilidad del suelo, que potencie al máximo la producción de cultivos y reduzca al mínimo la extracción de las reservas de nutrientes del suelo y la degradación de las propiedades físicas y químicas de este, lo que puede desembocar en la degradación de la tierra, incluida la erosión del suelo. Esas prácticas de gestión de la fertilidad del suelo incluyen, entre otras cosas, el uso de abonos e insumos orgánicos, la aplicación de técnicas de rotación de cultivos con leguminosas y el empleo de germoplasma mejorado, así como saber cómo adaptar esas prácticas a las condiciones locales.

La División Mixta FAO/OIEA ayuda a los Estados Miembros a crear y a adoptar tecnologías de base nuclear para mejorar las prácticas de fertilidad del suelo, apoyando, de ese modo, la intensificación de la producción de cultivos y la preservación de los recursos naturales.

Distintos enfoques para una gestión eficaz de la fertilidad del suelo

La gestión integrada de la fertilidad del suelo tiene como finalidad maximizar la eficacia del uso agronómico de los nutrientes y mejorar la productividad de los cultivos. Ese objetivo puede alcanzarse mediante el uso de leguminosas, que mejoran la fertilidad del suelo por medio de la fijación biológica de nitrógeno, y el empleo de fertilizantes químicos.

Ya se cultiven como legumbres para dar semillas, como abono verde, como pasto o como componentes arbóreos de sistemas agroforestales, uno de los valores fundamentales de los cultivos de leguminosas reside en su capacidad para fijar el nitrógeno atmosférico, lo que ayuda a reducir el uso de abonos nitrogenados comerciales y mejora la fertilidad del suelo. Las leguminosas fijadoras de nitrógeno son la base de los sistemas agrícolas sostenibles que incorporan la gestión integrada de nutrientes. El uso de nitrógeno 15 permite entender la dinámica y las interacciones entre distintos componentes de los sistemas agrícolas, en particular la fijación de nitrógeno por las leguminosas y la utilización del suelo y del nitrógeno fertilizante por los cultivos, tanto en sistemas de cultivo único como mixtos.

La fertilidad del suelo puede potenciarse incorporando cultivos de protección que agreguen materia orgánica al suelo, lo que mejora su estructura y promueve un suelo sano y fértil; utilizando abono verde o cultivando leguminosas para fijar el nitrógeno del aire a través del proceso de fijación biológica de nitrógeno; aplicando microdosis de fertilizante para reponer las pérdidas que se producen mediante la absorción de las plantas y otros procesos; y reduciendo al mínimo las pérdidas provocadas por la lixiviación por debajo de la zona de raíces de los cultivos, mediante la administración avanzada de agua y nutrientes.

La contribución de las técnicas nucleares e isotópicas

Los isótopos nitrógeno 15 y fósforo 32 se utilizan para rastrear los movimientos de fertilizantes nitrogenados y fosforados marcados presentes en el suelo, los cultivos y el agua, lo que proporciona datos cuantitativos acerca de la eficiencia del uso, el movimiento, los efectos residuales y la transformación de esos fertilizantes. Esa información es valiosa para idear estrategias de aplicación de fertilizantes mejoradas. La técnica isotópica del nitrógeno 15 también se utiliza para cuantificar la cantidad de nitrógeno fijado en la atmósfera mediante la fijación biológica de nitrógeno por los cultivos de leguminosas.

La firma isotópica del carbono 13 ayuda a cuantificar la incorporación de residuos de cultivo para mejorar la estabilización y la fertilidad del suelo. Esta técnica también permite evaluar los efectos, en la humedad y la calidad del suelo, de medidas de conservación como la incorporación de residuos de cultivo. Gracias a esta información, se puede localizar el origen y la contribución relativa de diferentes tipos de cultivos a la materia orgánica del suelo.

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