Las lluvias monzónicas inusitadamente intensas y el rápido deshielo de los glaciares como consecuencia de una ola de calor vivida este año han provocado inundaciones históricas en el Pakistán. El Gobierno del país declaró el estado de emergencia en agosto y, a finales de ese mes, un tercio del país estaba sumergido bajo el agua. A la trágica pérdida de vidas humanas cabe sumar desplazamientos masivos de personas y se calcula que los daños económicos superan los 40 000 millones de dólares de los Estados Unidos. La agricultura es especialmente vulnerable a las catástrofes naturales, como las inundaciones, y soporta consecuencias a corto y largo plazo, como pérdidas de cosechas y de ganado, brotes de enfermedades y la destrucción de infraestructuras rurales y sistemas de riego.
De manera conjunta, el OIEA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han mantenido estrechas consultas con el Gobierno del Pakistán, la Comisión de Energía Atómica del Pakistán y los principales institutos nacionales de agricultura y veterinaria, con el fin de desarrollar un paquete de apoyo de emergencia para ayudar al país a emplear la ciencia nuclear para comprender mejor el impacto de las inundaciones en los suelos, los cultivos y la posible propagación de enfermedades animales y zoonóticas. El paquete consta de equipo científico, reactivos y capacitación.
“Las inundaciones en el Pakistán no son más que el efecto más reciente de un cambio climático no mitigado y, si bien ahora es demasiado tarde para frenarlas, aún estamos a tiempo de evitar que la situación empeore”, afirma Lee Kheng Heng, Jefe de la Sección de Gestión de Suelos y Aguas y Nutrición de los Cultivos del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura. Por conducto de su programa de cooperación técnica, el OIEA viene coordinando la entrega de equipos para medir las propiedades físicas y químicas de los suelos inundados, como el pH, la conductividad eléctrica y los niveles de nutrientes. Por su parte, el Centro Conjunto FAO/OIEA proporciona los conocimientos técnicos especializados necesarios para utilizar esos equipos.
Las inundaciones están afectando a los agricultores en su tarea de sembrar semillas y preparar sus tierras para las próximas temporadas. “Las aguas de las crecidas transportan nutrientes y sedimentos que, al depositarse en las llanuras aluviales, pueden mejorar la fertilidad del suelo, pero estos también pueden ser arrastrados corriente abajo —explica el Sr. Heng—. Debido a la escasa aireación de los suelos inundados, el suelo y las plantas pueden sufrir cambios perjudiciales para su crecimiento. Aún no está claro cómo quedarán las tierras de labranza del Pakistán una vez que las aguas retrocedan. Ahora bien, valiéndose de técnicas nucleares, los expertos locales pueden valorar la situación y buscar formas de mejorar la fertilidad”.
El Pakistán mantiene con el OIEA una larga trayectoria de estrecha colaboración. Desde 1972, su Instituto Nuclear para la Agricultura y la Biología se encarga de introducir numerosos cultivos comerciales y alimentarios basándose en el fitomejoramiento por inducción de mutaciones, una técnica nuclear en la que la irradiación de semillas propicia variaciones genéticas espontáneas para obtener cultivos más productivos y resistentes al clima. Gracias a décadas de capacitación y alianzas, el país también ha desarrollado conocimientos especializados sobre medición de la fertilidad del suelo, pero carece de equipos para hacer frente a una crisis de esta envergadura.