Aunque leer “Irradiated for freshness” (irradiado para que se mantenga fresco) sobre un mango jugoso pueda causar asombro, esa etiqueta ha garantizado exportaciones de Viet Nam a los Estados Unidos por un valor de 20 millones de dólares estadounidenses al año. El uso de la irradiación para desinfectar frutas está ganando terreno en el comercio de productos agrícolas de primera calidad y ahora Viet Nam, con la ayuda del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), prevé ampliar el servicio para competir en otros mercados.
La técnica de la irradiación de alimentos se ha utilizado durante decenios para desinfectar y ampliar el tiempo de conservación de productos como las especias, las hierbas secas y los condimentos para hortalizas. Si los productos no se tratan, las plagas pueden alojarse en ellos y viajar al extranjero a través del comercio, posiblemente causando daños a la producción de alimentos y el medio ambiente locales, dado que se multiplican y se propagan en el país de destino.
“Utilizamos la tecnología de la irradiación de alimentos porque puede reducir la pérdida de alimentos y facilitar las exportaciones agrícolas”, dice Hoang Trung, Director General del Departamento de Protección Fitosanitaria de Viet Nam. Esas exportaciones, principalmente a los Estados Unidos, comprenden “frutas exóticas” como el mango, la pitaya y el lichi, así como ostras y camarones frescos y congelados.
Hay cientos de instalaciones en todo el mundo que utilizan la radiación en diversas aplicaciones, y por lo menos 60 la utilizan para la irradiación de alimentos. Aplican bajos niveles de radiación para matar microorganismos que pueden echar a perder la comida, como las bacterias y los hongos. La radiación a bajo nivel también impide que los insectos se reproduzcan.
Garantizar que los productos agrícolas estén libres de determinadas plagas por medio de este tipo de tratamiento fitosanitario es un requisito indispensable para el comercio mundial, especialmente el de frutas y hortalizas frescas. La detección de una sola mosca del Mediterráneo en un contenedor de productos agrícolas, por ejemplo, puede dar lugar a interdicciones de importación inmediatas y a consecuencias financieras devastadoras para los países exportadores. Otros métodos de tratamiento comprenden la fumigación con productos químicos, que puede dejar residuos nocivos para las personas y el medio ambiente, o el tratamiento térmico, que puede alterar el gusto y la textura. La irradiación con una baja dosis de rayos gamma, haces de electrones o rayos X puede tratar un lote grande de alimentos sin pérdida de calidad ni riesgos para el consumidor.
Durante decenios el OIEA ha apoyado el desarrollo de la irradiación como tratamiento fitosanitario por medio de su programa de cooperación técnica, pero el método ha tardado en despegar en el mercado comercial de frutas, ya que los agentes de la industria a menudo notan un posible rechazo de los consumidores. Esto ha cambiado en los últimos años, dice Carl Blackburn, especialista en irradiación de alimentos del Programa Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura, dado que los consumidores aprecian la disponibilidad de “frutas hermosas y sabrosas” todo el año, sin productos químicos o un costo ambiental elevado.