Gestionar el agua es como administrar el dinero que tenemos en el banco: hay que saber exactamente cuánto ingresaremos, cuánto podemos gastar y qué podría provocar un cambio en la situación. Un error de cálculo podría tener consecuencias graves y potencialmente duraderas. En el ámbito del agua, esto podría traducirse en una escasez de agua o en la contaminación de los recursos hídricos y la imposibilidad de utilizarlos.
Uno de los factores clave para establecer un balance hidrológico fiable es conocer la edad exacta del agua. En el caso del agua joven, que es más susceptible de verse afectada por las condiciones climáticas actuales y la contaminación, los científicos utilizan la técnica del tritio/helio 3. Empleando esta y otras técnicas, científicos de 23 países están colaborando con el OIEA para recopilar información sobre los recursos hídricos.
“La edad del agua proporciona información sobre su procedencia más probable, su velocidad de recarga y la probabilidad de que esté contaminada”, señala Hamid Marah, Director Científico del Centro Nacional de Energía, Ciencias y Tecnologías Nucleares (CNESTEN) de Marruecos. “La técnica del tritio/helio 3 nos permite determinar si el agua tiene 1, 5 o 25 años de edad en lugar de decir únicamente si es joven, vieja o ambas cosas.”
El agua puede tener entre unos pocos meses y millones de años de edad. Si tiene un año de edad, por ejemplo, tardará un año en recargarse y la probabilidad de que le afecten las condiciones climáticas actuales y los contaminantes es mucho mayor. Si tiene 50 000 años de edad, tardará 50 000 años en recargarse y la probabilidad de que se contamine y de que le afecten los cambios en las condiciones climáticas actuales es menor.
Prácticamente todas las reservas disponibles de agua dulce del mundo se encuentran en acuíferos, es decir, en las capas porosas de roca permeable que yacen bajo la superficie de la tierra. El agua que albergan se conoce como agua subterránea. A medida que esta se va recargando, acaba desembocando en el mar o brota naturalmente de la superficie de la tierra en forma de ríos, manantiales y lagos.
Según el Sr. Marah, “la creciente demanda de agua subterránea, sumada a los efectos de la agricultura, el cambio climático y las actividades humanas, hacen que la sostenibilidad cobre mayor importancia. Si extraemos demasiada agua de un acuífero, su nivel de agua disminuye, lo que puede ser catastrófico, y no solo durante los próximos 10 o 20 años, sino durante generaciones.”
La técnica del tritio/helio 3 es una de las más comunes para estudiar el agua joven, es decir, el agua de menos de 60 años de edad (véase el recuadro “Base científica”). La información recopilada gracias a estos estudios puede ayudar a los responsables de la toma de decisiones a formular estrategias y políticas de gestión de los recursos hídricos mejor orientadas y más sostenibles.
“Utilizar técnicas nucleares para efectuar estudios sobre los recursos hídricos está rompiendo paradigmas y cambiando nuestra visión clásica de los principales factores que controlan los procesos hidrológicos”, afirma Ricardo Sánchez-Murillo, hidrólogo isotópico y Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Costa Rica. “En Costa Rica, por ejemplo, los resultados del empleo de técnicas isotópicas están sirviendo para elaborar planes de gestión del agua y tomar decisiones, lo que contribuirá a que, para 2030, el país cumpla el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 de las Naciones Unidas, relacionado con el agua.”