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Aumento de la diversidad, la calidad y la resiliencia de la planta de té en Sri Lanka

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SRL5050 - Boosting Tea Plant Diversity, Quality and Resilience in Sri Lanka

Los británicos introdujeron por primera vez el té en Sri Lanka en la década de 1820 y empezaron a comercializarlo en 1867. En la actualidad, la industria del té es la principal fuente de divisas del país y emplea, de forma directa o indirecta, a dos millones de esrilanqueses.

(Fotografía: Instituto de Investigación del Té de Sri Lanka)

Sri Lanka es conocido, sobre todo, por su té. Introducido en el país en el siglo XIX, el té de Ceilán es en la actualidad una industria que mueve miles de millones de dólares y genera riqueza y turismo. Sri Lanka tiene previsto ampliar la producción de té y mejorar la calidad de este producto, pero afronta graves desafíos debido al cambio climático y a la creciente competencia en el mercado mundial. Por medio del programa de cooperación técnica del OIEA, científicos de ese país están estudiando actualmente una técnica nuclear que debería permitir superar esos obstáculos mejorando la productividad de la planta del té gracias a un aumento de la diversidad genética.

A la cabeza de esta iniciativa se encuentra Mahasen A.B. Ranatunga, Jefe e Investigador Principal del Instituto de Investigación del Té de la División de Fitomejoramiento de Sri Lanka. Su instituto trabaja constantemente en la búsqueda de formas de desarrollar y cultivar nuevas variedades de té. “Dado que el té no es autóctono de Sri Lanka, no hay gran diversidad genética y, a pesar de nuestra enorme producción de té, solo tenemos siete tipos diferentes en la región. Junto con el OIEA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esperamos poder utilizar nuevas técnicas nucleares y otras convencionales para aumentar la diversidad del té en la isla”, explica el Sr. Ranatunga. La mejora de la diversidad genética es importante porque los cultivos que son genéticamente diversos ofrecen mayor resistencia a las enfermedades y pueden adaptarse mejor a los cambios en las pautas meteorológicas.

Diversidad inducida

La técnica nuclear por la que apuesta el Sr. Ranatunga es la mutagénesis inducida en una única célula, un método de irradiación en el que se utilizan una fuente radiactiva y células individuales de plantas. El empleo de la irradiación para desarrollar nuevas variedades de plantas no es nuevo, sino que lleva utilizándose con éxito en todo el mundo desde la década de 1950. La novedad radica en adaptar la técnica a cultivos que viven más de dos años, es decir, plantas perennes.

“En Asia y el Pacífico la irradiación se suele utilizar en cultivos de semillas, pero ha habido muchos problemas para usarla en cultivos que no se propagan a través de semillas”, explica Shoba Sivasankar, Jefa de la Sección de Fitomejoramiento y Fitogenética del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura. Cultivar nuevas plantas a partir de esquejes es más complejo que utilizar semillas y requiere conocimientos y equipo especializados. El grupo de la Sra. Sivasankar está elaborando procedimientos para ayudar a expertos de todo el mundo a inducir la diversidad genética en cultivos perennes y arbóreos utilizando la mutagénesis y la regeneración en una única célula, y, en este sentido, recientemente se han logrado avances importantes con los cultivos de café.

La técnica utiliza células individuales de partes de las plantas del té que no se suelen utilizar en la reproducción, como fragmentos de las hojas. Estas células se aíslan en un medio líquido en suspensión y se irradian. La radiación estimula las mutaciones genéticas, y se considera que las células son genéticamente uniformes una vez se han “cultivado” —es decir, cuando han madurado y se han multiplicado— y conforman un tejido. “Desarrollar así la diversidad genética es menos complicado y mucho más rápido que con las técnicas convencionales de cultivo de tejidos”, afirma la Sra. Sivasankar.

(Fotografía: Instituto de Investigación del Té de Sri Lanka)

Lucha contra el cambio climático

Los plazos que ofrece esta técnica nuclear —en solo diez años puede desarrollarse una nueva variedad de té— son un importante punto a su favor, ya que la industria del té en Sri Lanka se enfrenta a presiones que podrían perjudicar su posición como uno de los principales productores de una de las bebidas más consumidas a escala mundial (solo por detrás del agua).

“Tradicionalmente, una de las mayores amenazas a la que nos hemos enfrentado es la llamada enfermedad de las ampollas, que, sin embargo, suele afectar únicamente a algunas zonas y ante todo durante las estaciones húmedas. Nos preocupan los efectos que pueda tener en esto el cambio climático, pues podría darse un aumento en la frecuencia y la propagación de esta enfermedad, con los consiguientes efectos potenciales en la calidad de nuestro té”, señala el Sr. Ranatunga.

“Algunas de las variedades de té que esperamos desarrollar podrán soportar este cambio, especialmente las variaciones en la humedad, así como las altas temperaturas y la sequía”, añade el investigador. El Instituto de Investigación del Té de Sri Lanka utilizará la mutagénesis inducida principalmente para mejorar el rendimiento, la calidad y la resiliencia del té a fin de mitigar la gravedad de estos efectos.

Es la primera vez que el Centro Conjunto FAO/OIEA presta apoyo a un proyecto sobre mejora de los cultivos de té mediante mutagénesis inducida. El impacto y las enseñanzas del proyecto podrían mostrar el camino a otros países que están considerando la posibilidad de mejorar su producción de té mediante esta técnica.

En Sri Lanka, la magnitud de los efectos del cambio climático en el té podría tener graves consecuencias para la economía del país. El té es la principal fuente de divisas de Sri Lanka, y dos millones de esrilanqueses, aproximadamente el 10 % de la población del país, trabajan directa o indirectamente en la industria del té. Además, hasta el 70 % de la producción de té de Sri Lanka procede de pequeños agricultores, cuyas probabilidades de hacer frente a los efectos derivados del cambio climático son menores. El Sr. Ranatunga explica que han localizado algunas zonas de la isla en las que se cultiva té que podrían ser vulnerables al cambio climático y donde, previsiblemente, las consecuencias de este serían más graves.

Se están aplicando medidas, y la colaboración entre el OIEA, mediante su programa de cooperación técnica, y el Instituto de Investigación del Té de Sri Lanka se centra en ayudar a capacitar al personal en el uso y el establecimiento de instalaciones para llevar a cabo la mutagénesis en una única célula. Mykola Kurylchyk, Oficial de Administración de Programas del OIEA para Sri Lanka, dice que, si bien la pandemia de COVID-19 ha retrasado algunas de estas actividades de capacitación, el apoyo del OIEA ha ayudado a establecer los laboratorios necesarios para llevar a cabo este proyecto cuatrienal.

“Esta es una buena oportunidad para nosotros, y Sri Lanka ha utilizado por primera vez una técnica como esta en un cultivo de plantación. Creemos que esta labor tendrá un impacto trascendental en una industria clave”, concluye el Sr. Ranatunga.

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