Técnica del insecto estéril

La técnica del insecto estéril es un método de control de plagas de insectos respetuoso con el medio ambiente que implica la cría en masa y la esterilización, por medio de la radiación, de los insectos causantes de una plaga concreta. Una vez esterilizados, se procede a la suelta zonal sistemática de los machos desde el aire en unas zonas definidas, donde se aparean con hembras silvestres sin que haya descendencia, con lo que se reduce la población causante de la plaga.

La técnica del insecto estéril, o TIE, es uno de los métodos de control de plagas de insectos más respetuosos con el medio ambiente ideados hasta la fecha. La irradiación, por ejemplo con rayos gamma y rayos X, se utiliza para esterilizar insectos criados en masa, de modo que, aunque siguen siendo sexualmente competitivos, no pueden reproducirse. La TIE no conlleva procesos transgénicos (ingeniería genética).

La Convención Internacional de Protección Fitosanitaria clasifica los insectos estériles como organismos beneficiosos. La TIE difiere del control biológico tradicional, que implica la introducción de agentes de control biológico no autóctonos, en varios aspectos:

  • Los insectos estériles no se autorreplican y, por tanto, no pueden establecerse en el medio ambiente.
  • Rompe el ciclo reproductivo de una plaga, lo que se conoce también como lucha autocida, es por definición algo específico de cada especie.
  • La TIE no introduce especies no autóctonas en un ecosistema.

Junto con la FAO, el OIEA ayuda a los Estados Miembros a crear y a adoptar tecnologías de base nuclear para optimizar las prácticas de gestión de plagas de insectos agrícolas que apoyen la intensificación de la producción de cultivos y la preservación de los recursos naturales.

Beneficios de la técnica

La técnica del insecto estéril se desarrolló en los Estados Unidos y se ha utilizado con buenos resultados durante más de 60 años. Actualmente se aplica en los seis continentes. Las cuatro opciones estratégicas en las que se sueltan insectos estériles como parte de la gestión integrada zonal de plagas son: la supresión, la erradicación, la contención y la prevención.

Durante más de cinco décadas la TIE ha sido uno de los temas fundamentales del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura. Engloba trabajos de investigación aplicada para mejorar la técnica y perfeccionarla a fin de combatir nuevos insectos causantes de plagas, y la transferencia de la TIE a los Estados Miembros por medio de proyectos sobre el terreno, de forma que puedan beneficiarse de una salud vegetal, animal y humana mejoradas, un medio ambiente más limpio, un aumento de la producción agrícola y pecuaria en los sistemas agrícolas, y un desarrollo económico más rápido.

Integrada con otros métodos de control, la TIE ha demostrado su eficacia en la tarea de combatir una serie de plagas de insectos importantes, entre las que figuran la mosca de la fruta (la mosca mediterránea de la fruta, la mosca mexicana de la fruta, la mosca oriental de la fruta y la mosca del melón); la mosca tsetsé; el gusano barrenador del ganado; las polillas (el gusano de la pera y la manzana, el gusano rosado del algodonero, la palomilla falsa, la polilla del nopal y la polilla pintada australiana de la manzana); y los mosquitos. En varios países donde se ha aplicado la tecnología, se han realizado estudios retrospectivos de evaluación económica que han mostrado un rendimiento de la inversión muy elevado. Entre los beneficios derivados de la aplicación de la tecnología cabe destacar: una reducción considerable en las pérdidas de la producción agrícola y pecuaria; la protección de las industrias hortícola y ganadera mediante la prevención de la aparición de plagas; el establecimiento de condiciones propicias para la exportación de productos básicos a mercados de alto valor sin restricciones cuarentenarias; la protección y creación de puestos de trabajo; una reducción sustancial de los costos de producción y del gasto sanitario; y la protección del medio ambiente gracias a un uso reducido de insecticidas.

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