Las fuentes radiactivas contienen material radiactivo de un radionucleido concreto (una forma inestable de un elemento que emite radiación), que puede variar en función de la aplicación para la que se fabricó la fuente. Estas fuentes emiten radiación ionizante, normalmente en forma de partículas alfa y beta, rayos gamma o radiación neutrónica. Haga clic aquí para obtener más información sobre la radiación.
Hasta la década de 1950, solo se disponía de radionucleidos de origen natural, como el radio 226 –un isótopo del radio que se emplea para tratar algunos tipos de cáncer. En la actualidad se utilizan ampliamente los radionucleidos que se producen de manera artificial en instalaciones nucleares y aceleradores, como el cesio 137, el cobalto 60 y el iridio 192. Estas fuentes radiactivas se emplean en todo el mundo con fines médicos, industriales, agrícolas, educativos y de investigación.
Algunos ejemplos de aplicación de las fuentes radiactivas son la eliminación de bacterias en los alimentos, la esterilización de materiales y equipos sanitarios, el tratamiento del cáncer y otras enfermedades, la cartografía de fuentes subterráneas de agua, las pruebas de integridad de estructuras mecánicas y la medición de la densidad del suelo para proyectos de construcción.
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