La alimentación que reciben los niños durante los primeros dos años de vida repercute en el crecimiento, el desarrollo y el estado de salud en edades posteriores. Es posible evaluar la calidad de su alimentación con un indicador denominado “composición corporal”, con el que se mide las proporciones de grasa y tejido magro en el cuerpo.
En un estudio publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition y realizado con apoyo del OIEA, se analizó la composición corporal de los lactantes para calcular valores de referencia internacionales. Para ello, los científicos emplearon una técnica de isótopos estables —la dilución de deuterio— y convocaron participantes en países de África, América Latina, Asia y Oceanía en los que no se contaba con este tipo de datos. Antes del estudio, los profesionales de la salud solían basar sus evaluaciones nutricionales únicamente en medidas corporales como el peso y la talla.
“Si bien el peso y la talla son elementos fundamentales de los exámenes que se realizan en la primera infancia, no suministran información sobre la composición corporal del niño, es decir, sobre la masa grasa y la magra —explica Alexia Alford, Especialista en Nutrición del OIEA y coautora del estudio—. La cantidad de masa grasa o magra que tiene una persona influye significativamente en su salud a largo plazo; por ello, es importante medir la composición corporal durante la niñez”.
El estudio fue realizado entre 2013 y 2019 y contó con la participación de 1496 niños menores de dos años. Con este conjunto exhaustivo de datos, los científicos lograron establecer valores de referencia internacionales sobre la composición corporal de los niños de esa edad.
“Estos valores constituyen una herramienta que los médicos y los investigadores pueden emplear para interpretar los datos sobre la composición corporal de los lactantes y como base para diseñar iniciativas dirigidas a contrarrestar la doble carga de la malnutrición y fijar trayectorias más saludables en la infancia”, añade la Sra. Alford. La doble carga de la malnutrición se define como la coexistencia, sobre todo en los países de ingresos medianos y bajos, de una tasa elevada de desnutrición y un aumento de los casos de obesidad.
Cuanto mejor entendamos la composición corporal en edades tempranas, más fácil será diseñar estrategias para prevenir problemas de salud relacionados con la malnutrición. Los lactantes con una composición corporal fuera de los rangos habituales correrán mayor riesgo en la adultez de sufrir de obesidad y de enfermedades no transmisibles relacionadas con esta última, como la diabetes tipo II o cardiopatías.
Esta investigación será de utilidad para quienes diseñen iniciativas de nutrición basadas en datos precisos, informativos y pertinentes. “Así, estos datos pueden ayudar a mejorar los programas de nutrición y fortalecer las iniciativas mundiales encaminadas a prevenir la malnutrición en lactantes y niños pequeños, y los problemas de salud que esta acarrea hasta la edad adulta", finaliza la Sra. Alford.