Bulgaria, uno de los países con mayor biodiversidad de Europa, es desde hace mucho tiempo un importante exportador de diversos productos alimenticios. Debido al gradual aumento de las temperaturas durante los últimos decenios, los agricultores han presenciado la disminución del rendimiento y la calidad de cultivos destacados. A fin de adaptarse a un entorno cambiante y seguir aportando hortalizas saludables y sostenibles, en la actualidad se están empleando técnicas nucleares.
“En Bulgaria se nos conoce por cultivos de calidad derivados de tradiciones arraigadas de producción hortícola en todo el país”, afirma Nasya Tomlekova, Jefa del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Investigaciones sobre Cultivos de Hortalizas de Maritsa (MVCRI), que está ubicado en Plovdiv, la segunda ciudad más grande del país. “Hoy en día encontramos problemas más complejos relacionados con la baja producción y la calidad de las variedades locales. Tenemos que avanzar en este ámbito y promover estos productos, lo cual es posible mediante técnicas nucleares”.
Los actuales programas de fitomejoramiento, respaldados por el OIEA en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), están centrados en el desarrollo de nuevas variedades de pimiento, tomate y patata.
Para 2020 se facilitarán a los agricultores tres variedades de pimiento en el transcurso de los tres años siguientes. Una de ellas, Zlatna shipka, difundida en 2020, tiene un rendimiento 7 % superior al de las variedades tradicionales. En 2021 se distribuirá una variedad de pimiento Desislava caracterizada por un rendimiento superior y mayores concentraciones de betacaroteno en cantidades idénticas a las presentes en una zanahoria. Esto es importante porque un consumo elevado de betacaroteno, que el cuerpo convierte en vitamina A, es fundamental para la salud de la piel y los ojos, así como para la fortaleza del sistema inmunitario. Una variedad de pimiento Toniko que se difundirá en 2022 también tendrá mayores concentraciones de betacaroteno.
“Como todo agricultor, he dedicado muchos cuidados y mucho trabajo a obtener una cosecha saludable y de alta calidad”, expresa Yancho Valchev, uno de los agricultores participantes en los ensayos piloto del programa de fitomejoramiento. “Nos enfrentamos a numerosas dificultades —el cambio climático, enfermedades de plantas, insectos y plagas— pero gracias a estos programas hemos logrado registrar mayores rendimientos y una mejor calidad de nuestros cultivos”.
“Como joven cercano a la treintena, me interesan los alimentos y los hábitos saludables y, como agricultor, puedo ofrecerlos mediante las nuevas variedades”, señala Iliya Valchanov, otro agricultor que participa en el programa. “En este momento, estos son los productos más valorados en los mercados locales, especialmente por los jóvenes, que comparten el interés en una alimentación saludable”.
Solo se trata del esfuerzo más reciente del OIEA y la FAO por respaldar la agricultura en Bulgaria. En los últimos 50 años, los especialistas búlgaros han desarrollado 76 variedades de cultivos tras participar en cursos de capacitación e investigaciones del OIEA relativos al uso de técnicas nucleares para la producción sostenible de alimentos y la seguridad alimentaria (véase el recuadro Base científica).
“La fructífera colaboración entre el OIEA, la FAO y el MVCRI proseguirá con el desarrollo de variedades mejoradas de pimiento, tomate y patata que tengan un rendimiento elevado, mayor calidad nutricional y la capacidad de adaptarse al cambio climático, lo cual permitirá fortalecer la seguridad alimentaria en todo el país”, indica Fatma Sarsu, fitotécnica y genetista de la División Mixta FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura.