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Las técnicas nucleares contribuyen al desarrollo de nuevas líneas de sorgo resistentes a la planta parasitaria striga

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Philippe Nikiema, investigador del Instituto del Medio Ambiente y de Investigaciones Agrícolas de Burkina Faso, explica sus resultados sobre las nuevas líneas de sorgo resistentes a la striga a sus colegas del Laboratorio de Fitomejoramiento y Fitogenética de la División Mixta FAO/OIEA en Seibersdorf (Austria). (Fotografía: A. Ghanim/OIEA)

 

Los agricultores de África pronto se beneficiarán de nuevas variedades de sorgo resistentes a la striga (también conocida como “hierba bruja”), una de las plantas parasitarias más devastadoras que perjudican el rendimiento de los cultivos en el continente. Con el apoyo del OIEA y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se han desarrollado líneas de sorgo mejoradas con resistencia a la striga mediante la irradiación con rayos gamma. “Este importante logro es de gran trascendencia, especialmente cuando nos estamos preparando para el Año Internacional de la Sanidad Vegetal 2020”, dijo Qu Liang, Director de la División Mixta FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura.

“Para los agricultores africanos, la disponibilidad de variedades de sorgo resistentes a la striga será un gran avance: mejorará los medios de vida de las comunidades rurales y contribuirá a la seguridad alimentaria”, aseguró Abdelbagi Ghanim, fitomejorador y genetista de la División Mixta FAO/OIEA, quien agregó que la infestación por striga es una lacra que sigue planteando un enorme desafío para la productividad de los cultivos, al reducir la capacidad nacional y regional de producir alimentos.

La striga está presente en distintas partes de África, Asia y Australia, y las mayores pérdidas de cosechas se registran en las sabanas africanas. La FAO estima que las pérdidas de cosechas anuales por culpa de la striga en África superan los 7000 millones de dólares, lo que afecta a más de 300 millones de personas. Según el Sr. Ghanim, hasta 50 millones de hectáreas de cultivos están infestadas de striga. “La striga es un grave obstáculo biológico para la producción de cereales en la mayor parte de África Subsahariana y en las regiones tropicales semiáridas de Asia”. Cultivos como el sorgo, el mijo, el maíz y el arroz de montaña son los más proclives a la amenaza de esta planta parasitaria.

Apoyo a la investigación para luchar contra la striga

La striga ataca los cultivos por debajo de la tierra (las semillas que quedan en el suelo mantienen durante más de 20 años su capacidad de germinar) absorbiendo nutrientes y agua de sus raíces, lo que provoca que mueran en grandes cantidades. Las dos cepas de la striga más destructivas son Striga hermonthica y Striga asiatica, según el Sr. Ghanim.

Para luchar contra la striga se han desarrollado nuevas variedades de sorgo mediante irradiación por conducto de una técnica conocida como fitomejoramiento por inducción de mutaciones (véase ¿Qué es el fitomejoramiento por inducción de mutaciones?). “Gracias a los ensayos realizados en los invernaderos y sobre el terreno hemos logrado seleccionar varias líneas mejoradas, y prevemos que las nuevas variedades resistentes que se desarrollen a partir de ellas se faciliten a los agricultores en los próximos dos años, en algunos de los países participantes”, afirmó el Sr. Ghanim.

En los programas de fitomejoramiento, el principal reto radica en seleccionar líneas nuevas y mejoradas, con los rasgos deseados, antes de poder desarrollar a partir de ellas variedades que los agricultores puedan cultivar. En los trabajos en curso de investigación y desarrollo con irradiación se han seleccionado varias líneas de ese tipo con una resistencia comprobada a la striga, a partir de las que se están desarrollando variedades para facilitarlas a los agricultores en un futuro próximo.

En esta investigación, desarrollada en el Laboratorio de Fitomejoramiento y Fitogenética de la División Mixta FAO/OIEA en Seibersdorf (Austria), se estudia la interacción entre el parásito y la planta hospedante para determinar el mecanismo de resistencia en los nuevos mutantes de sorgo. (Fotografía: A. Ghanim/OIEA)

“Estoy muy entusiasmado con el potencial de las aplicaciones de la tecnología nuclear para el fitomejoramiento por inducción de mutaciones. Espero que las variedades desarrolladas a partir de las líneas de sorgo mejoradas que se seleccionen en este proyecto restablezcan por fin la producción de cereales en las zonas de África infestadas por la striga”, dijo Philippe Nikiema, investigador del Instituto del Medio Ambiente y de Investigaciones Agrícolas de Burkina Faso y participante en un proyecto coordinado de investigación del OIEA sobre la striga.

Los resultados del proyecto, en el que participan expertos de 12 países, se centran específicamente en obtener conocimientos y desarrollar soluciones para que los cultivos de cereales sean resistentes a la striga.

“Los países africanos afectados, entre los que se encuentra mi propio país, Burkina Faso, se beneficiarán de las nuevas líneas y variedades mejoradas de sorgo que se desarrollen en el proyecto.  Sus resultados también contribuirán a entender las bases fisiológicas y moleculares de la interacción entre el hospedante y el parásito para propiciar el desarrollo de nuevas soluciones con miras a restablecer la producción de cereales y aumentar la seguridad alimentaria en África”, añadió. “La striga pone en peligro la seguridad alimentaria en las zonas rurales, donde se ha ido expandiendo hasta apoderarse de millones de hectáreas, incluidas las que pertenecen a los agricultores pobres”.

Los expertos están analizando la resistencia inducida en diferentes variedades de sorgo para poder combinar más de un mecanismo de defensa y producir variedades de sorgo aún más resistentes, a fin de restablecer la producción y garantizar la seguridad alimentaria y los medios de vida de los agricultores.

Philippe Nikiema, investigador del Instituto del Medio Ambiente y de Investigaciones Agrícolas de Burkina Faso, señala la notable diferencia entre el sorgo silvestre y los mutantes de sorgo desarrollados recientemente en condiciones de infestación artificial con semillas de striga. (Fotografía: A. Ghanim/OIEA)

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