En marzo de 2020, la OMS declaró la COVID-19 como pandemia. Cuando se inició el brote, el OIEA realizó un estudio internacional para cuantificar la disminución de procedimientos para diagnosticar cardiopatías. Los resultados indicaron que, entre marzo de 2019 y abril de 2020, los procedimientos rutinarios, como los ecocardiogramas, las angiografías y las pruebas de resistencia, se redujeron en un 64 % en todo el mundo. Las disminuciones regionales más pronunciadas tuvieron lugar en América Latina y en la región de Oriente Medio y Asia Meridional, donde alcanzaron un 80 %.
A través del Sistema Internacional de Integración de la Investigación, el OIEA realizó en abril de 2021 un segundo estudio de seguimiento, cuyos resultados se publicaron a mediados de 2022 en el Journal of the American College of Cardiology. En él, los científicos analizaron el número y los tipos de exámenes de imagenología cardíaca realizados en 669 centros de salud de 107 países y llegaron a la conclusión de que, tras un año de pandemia, el número de procedimientos comenzaba a aumentar de nuevo, pero no a la misma velocidad en todas las regiones. Por ejemplo, Oriente Medio y América Latina no se habían recuperado aún de la disminución producida por la COVID-19, mientras que los países de ingresos medianos altos se habían recuperado en un 99 % y, en los de renta alta, la cantidad de procedimientos era incluso mayor a la de 2019.
“Esta disminución del número de procedimientos de diagnóstico por la imagen puede empeorar realmente la situación de las cardiopatías en algunos países en los próximos años y, por consiguiente, aumentar las disparidades de salud cardiovascular en todo el mundo” —dice Andrew Einstein, cardiólogo e investigador de la Universidad de Columbia en Nueva York, y coautor del estudio junto con la Sra. Páez—.