Las misiones más recientes del OIEA, que se están llevando a cabo del 10 al 22 de marzo, pretenden incorporar los avances del Iraq en una estrategia integrada nacional de gestión de desechos radiactivos, poniendo el acento en la seguridad ambiental y en el cumplimiento de las normas internacionales.
“Es crucial que llevemos a buen puerto y a una fase satisfactoria la labor de clausura y rehabilitación de los vestigios del pasado —afirmó el Sr. Grossi—.
Esta semana hay expertos del OIEA en Bagdad realizando una importante labor técnica”.
Durante la visita al emplazamiento de Al-Tuwaitha, el Sr. Grossi tomó conocimiento de cómo estaban cobrando forma los planes para un nuevo repositorio de desechos de actividad baja (LLW) en el Iraq.
En el emplazamiento de Al-Tuwaitha, en su día la base del programa nuclear iraquí, las tareas de clausura y rehabilitación han planteado una especial dificultad. Sus instalaciones nucleares, en lugar de ponerse fuera de servicio de manera controlada y planificada, fueron destruidas como consecuencia de las acciones militares que tuvieron lugar entre 1981 y 2003. Muchas instalaciones sufrieron daños o fueron saqueadas.
La propuesta para la instalación de disposición final de Al-Tuwaitha se ha diseñado con la asistencia del OIEA en el marco del proyecto Instrumento de Cooperación en materia de Seguridad Nuclear de la Unión Europea y aspira a ofrecer una solución para la disposición final de desechos radiactivos de actividad baja procedentes de la clausura de los establecimientos nucleares iraquíes.
“Habida cuenta del complejo inventario de desechos radiactivos resultantes de las actividades de clausura y de las diversas formas de material contaminado o nuclear presentes en el Iraq, es imprescindible contar con una sola estrategia integrada para abordar su gestión”, expresó Rebecca Robbins, experta en gestión de desechos del OIEA.