En mayo de 2023, más de 270 expertos jurídicos y técnicos procedentes de 128 países y de 4 organizaciones internacionales se reunieron en Viena (Austria) para examinar los avances logrados en la seguridad tecnológica y la seguridad física de las fuentes radiactivas y para abordar esferas que requieren mejoras.
Las fuentes radiactivas desempeñan una función indispensable en muchos ámbitos. En la medicina, ayudan a tratar el cáncer. En la agricultura, permiten que los científicos desarrollen variedades de cultivos mejoradas que se adapten al cambio climático y aborden la seguridad alimentaria. En el arte y la arqueología, ayudan a conservar un patrimonio cultural de incalculable valor. No obstante, estas fuentes deben manipularse con las debidas medidas de seguridad tecnológica y física.
Para ayudar a los países a enfrentar los riesgos y proteger a las personas y al medio ambiente frente a la exposición accidental a la radiación o frente a actos intencionados no autorizados en los que se utilicen fuentes radiactivas, el OIEA elaboró el Código de Conducta sobre Seguridad Tecnológica y Física de las Fuentes Radiactivas, que la Junta de Gobernadores del OIEA aprobó en 2003 y que este año conmemora su 20º aniversario.
“Han transcurrido 20 años desde la aprobación del Código de Conducta y estamos logrando avances constantes en la mejora de la seguridad tecnológica y física de las fuentes radiactivas en todo el mundo —declaró el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi, en la sesión inaugural de la Reunión de Composición Abierta de Expertos Técnicos y Jurídicos para Intercambiar Información sobre la Aplicación por los Estados del Código de Conducta sobre la Seguridad Tecnológica y Física de las Fuentes Radiactivas—. No obstante, se debe seguir trabajando para conseguir un compromiso político aún mayor y poner en común prácticas óptimas mundiales para la gestión sostenible y tecnológica y físicamente segura de estas fuentes.”
La reunión, con una duración de cinco días, sirvió como plataforma para que expertos de todo el mundo intercambiaran información sobre prácticas de aplicación nacionales del Código de Conducta y sus dos documentos complementarios, Directrices y Orientaciones. Esas reuniones se celebran cada tres años y permiten que los países pongan en común sus experiencias, intercambien lecciones aprendidas y señalen los desafíos actuales y futuros en la aplicación del Código.
Durante la semana, los participantes profundizaron en diversos temas, como la evolución de la seguridad nuclear tecnológica y física, los aspectos jurídicos, la cooperación internacional, el desarrollo futuro y el impacto del Código de Conducta. En los debates se trataron los desafíos y las prioridades relacionados con el establecimiento del marco regulador adecuado para la seguridad tecnológica y física de las fuentes radiactivas, la gestión de su ciclo de vida, los reglamentos sobre su importación y exportación y el modo en que se deberían gestionar estas fuentes cuando se las declare en desuso. Ante todo, la reunión ofreció a los participantes la posibilidad de poner en común sus respectivos enfoques para aplicar eficazmente las disposiciones del Código de Conducta.
Para reflexionar sobre estos veinte años y celebrar esta andadura, queríamos lograr un conocimiento común sobre la trayectoria del Código desde el punto de vista jurídico y técnico, de modo que podamos intercambiar experiencias y prácticas óptimas y aprender los unos de los otros con miras a mejorar la aplicación del Código en todo el mundo.