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Programa mundial sobre el cáncer

Tedros Adhanom Ghebreyesus es el Director General de la Organización Mundial de la Salud. Como académico y paladín del ámbito de la salud y diplomático, el Sr. Ghebreyesus tiene experiencia de primera mano en materia de investigación, operaciones y liderazgo en la respuesta a emergencias, y, durante más de una década, formó parte del Gobierno federal de Etiopía, como Ministro de Salud y Ministro de Relaciones Exteriores.

Todos tenemos amigos y familiares que vivieron con cáncer, y que fallecieron debido a este. El cáncer es una de las causas principales de muerte en el mundo, y su carga para la sociedad va en aumento. En 2021, el mundo cruzó un nuevo umbral, que nos debe hacer reflexionar: a unos 20 millones de personas se les diagnosticó esta enfermedad y 10 millones fallecieron debido a ella. Y pese a que estas cifras seguirán aumentando a gran velocidad en los próximos decenios, todos los cánceres pueden tratarse, algunos pueden curarse y muchos pueden prevenirse.

Con todo, la atención del cáncer, como sucede con tantas otras enfermedades, refleja las desigualdades e injusticias de nuestro mundo. El índice de supervivencia de los niños a los que se ha diagnosticado cáncer supera el 80 % en los países de ingresos altos, mientras que no llega al 30 % en los de ingresos medianos y bajos. Asimismo, la tasa de supervivencia al cáncer de mama cinco años después del diagnóstico se sitúa hoy por encima del 80 % en la mayoría de los países de ingresos altos, frente al 66 % en la India y solo el 40 % en Sudáfrica.

Los casos de cáncer aumentan con mayor rapidez en los países más pobres, donde los tratamientos integrales no suelen estar disponibles. Más del 80 % de los 1300 millones de consumidores de tabaco de todo el mundo viven en países de ingresos medianos y bajos, y menos del 15 % de los países de ingresos bajos pueden ofrecer atención oncológica a su población.

Estas devastadoras desigualdades nos recuerdan que le estamos fallando a gran parte del mundo. No alcanzaremos la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para 2030 sin un fuerte compromiso político, respaldado por inversiones.

En este contexto, conmemoramos la alianza entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el OIEA, y la puesta en marcha de Rayos de Esperanza, la iniciativa del OIEA que tiene como objetivo hacer frente a la desigualdad persistente en el acceso a la radioterapia.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, hacemos un llamamiento para fortalecer la capacidad nacional de atención del cáncer, entre otras cosas, aplicando las nuevas orientaciones de la OMS y el OIEA a fin de establecer centros oncológicos de alta calidad y desarrollar su capacidad.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud.

Una respuesta mundial

Rayos de Esperanza es otro hito en las iniciativas para dar una respuesta mundial cada vez más ágil al cáncer, basada en una cobertura sanitaria universal y en el tratamiento de los determinantes de salud subyacentes.

Entre el 30 % y el 50 % de los cánceres pueden evitarse mediante estrategias de prevención basadas en la evidencia que tengan en cuenta factores de riesgo comunes como el tabaco, el alcohol, una alimentación poco saludable, la inactividad física, la contaminación atmosférica y algunas infecciones crónicas. Muchos cánceres tienen una alta probabilidad de curación si se diagnostican a tiempo y se tratan adecuadamente. Tal y como se recoge en la edición de 2020 del Informe Mundial sobre el Cáncer, de la OMS, las inversiones estratégicas en la esfera del cáncer como parte del fortalecimiento de los sistemas de salud podrían salvar más de 7 millones de vidas de aquí a 2030.

En 2018, la OMS hizo un llamamiento para eliminar el cáncer cervicouterino en cuanto problema de salud pública, y ahora casi todos los países se han comprometido a alcanzar ese objetivo; es la primera vez que el mundo aúna esfuerzos para acabar con un tipo de cáncer.

Este sueño es posible gracias a las vacunas contra el virus del papiloma humano (VPH), el microorganismo patógeno responsable del 99 % de los casos de cáncer cervicouterino. Con todo, estos instrumentos que permiten salvar vidas han permanecido fuera del alcance de muchas de las personas más pobres del mundo: 79 países, en los que se concentran dos tercios de la carga mundial de cáncer cervicouterino, todavía no han introducido las vacunas contra el VPH, debido a su elevado precio y a un suministro inadecuado. La OMS ha precalificado ya cuatro vacunas contra el VPH, lo que mejora el suministro y reduce los precios. Asimismo, hemos prestado apoyo a siete Gobiernos para que introduzcan las vacunas contra el VPH en los calendarios nacionales de vacunación, y estamos ayudando a otros para que mejoren los servicios de tratamiento y los cuidados paliativos.

También en 2018, lanzamos la Iniciativa Mundial contra el Cáncer Infantil, en cuyo marco prestamos apoyo a 50 países para que fortalecieran sus capacidades, entre otras cosas, mediante la optimización del personal de salud y la construcción de nuevos centros oncológicos. Más recientemente, anunciamos una alianza de 200 millones de dólares con el St. Jude Children's Research Hospital, de los Estados Unidos de América, para suministrar medicamentos de calidad garantizada a países de ingresos medianos y bajos.

El año pasado, la OMS puso en marcha su Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama para reducir las muertes por el cáncer que se diagnostica con más frecuencia en el mundo (un 2,5 % de los casos anuales). Se estima que este programa contribuirá a salvar unos 2,5 millones de vidas para 2040, mediante el empoderamiento de las mujeres y el fortalecimiento de los esfuerzos en materia de control del cáncer.

Más de 200 asociados de todo el mundo están llevando a la práctica estas iniciativas integradas mundiales contra el cáncer, incluidos muchos bancos de desarrollo que han aumentado considerablemente sus inversiones en investigación, prevención y atención del cáncer.

Mejorar el control del cáncer con la vista puesta en 2030

Los efectos devastadores de la pandemia de COVID-19 van mucho más allá de la enfermedad en sí, ya que han causado graves trastornos en los sistemas de salud y han dificultado el acceso a servicios y atención en todo el sector de salud. La mitad de los países han informado de problemas en la detección y el tratamiento del cáncer. Las consecuencias de esto se sentirán durante décadas.

Para volver al camino correcto es necesario redoblar los esfuerzos, apoyándonos en las alianzas y la solidaridad. Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, hacemos un llamamiento para fortalecer la capacidad nacional de atención del cáncer, entre otras cosas, aplicando las nuevas orientaciones de la OMS y el OIEA a fin de establecer centros oncológicos de alta calidad y desarrollar su capacidad.

Si trabajamos juntos, podemos escribir un nuevo capítulo en la prevención y el control del cáncer.

Millones de vidas dependen de ello.

 

02/2022
Vol. 63-1

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