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URAM 2018: Altos y bajos — Los aspectos económicos de la extracción de uranio

Artículo del Boletín del OIEA
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En los últimos diez años, más o menos, los precios del uranio han registrado la mayor volatilidad de toda su historia. En la fotografía, concentrado de óxido de uranio, o torta amarilla, saliendo de un filtro prensa. (Fotografía: Orano)

La extracción de uranio es exactamente igual a la de cualquier otro metal base, como explican numerosos directivos de la industria: prospección, obtención de la licencia, excavación y, posteriormente, cierre de la mina al final de su vida útil. Pero si se tiene en cuenta la protección radiológica, la gestión a largo plazo de los desechos radiactivos y la falta de apoyo público en relación con la extracción de uranio en algunos países, está claro que los desafíos que afronta la industria son mucho más complicados que en el caso de otros metales.

Los aspectos económicos de la extracción de uranio es uno de los temas que abordarán los delegados en el Simposio Internacional sobre el Uranio como Materia Prima para el Ciclo del Combustible Nuclear: Prospección, Extracción, Producción, Oferta y Demanda, Aspectos Económicos y Cuestiones Ambientales (URAM 2018), que comenzará el próximo lunes 25 de junio en el OIEA, en Viena, y se extenderá durante una semana.

En los últimos diez años, más o menos, los precios del uranio han registrado la mayor volatilidad de toda su historia —el uranio alcanzó el pico de 300 dólares de los Estados Unidos por kilogramo en 2007 y se desplomó a 41 dólares por kilogramo en 2016 (véase el cuadro)— y han sido un quebradero de cabeza para los actores de la industria.

“Durante los últimos años se ha generado un superávit del inventario de concentrado de uranio, lo que ha hecho bajar los precios”, afirma Brett Moldovan, especialista en producción de uranio en el OIEA. “Esto es resultado de una combinación de aumento de la producción y reducción de la demanda. Económicamente, con el precio actual del uranio, la explotación de muchas de las minas es un problema”.

Los picos del precio del uranio suelen durar poco tiempo, mientras que los valles pueden durar decenios.
Brett Moldovan, especialista en producción de uranio, OIEA.

Con unos precios que hoy rondan los 49 dólares por kilogramo, muchas de las minas de uranio más grandes del mundo están en régimen de cuidado y mantenimiento. “Resultará económico ponerlas de nuevo en funcionamiento cuando el precio al contado del uranio esté por encima del costo de producción y cuando las previsiones indiquen que ese precio se mantendrá estable o irá en aumento”, explica Moldovan. “El precio que necesariamente debe tener el uranio para volver a poner en funcionamiento una mina es distinto para cada mina, ya que los costos de explotación de estas varían. Los picos del precio del uranio suelen durar poco tiempo, mientras que los valles pueden durar decenios”.

La demanda de uranio viene determinada principalmente por la energía nucleoeléctrica. Actualmente hay en el mundo 450 centrales nucleares en funcionamiento y 59 en construcción, mientras que en 2017 se pusieron en régimen de parada permanente 5 centrales y el año anterior, 4. Según las predicciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el consumo mundial de energía aumentará un 18 % para 2030 y un 39 % para 2050, y la cuestión es qué papel desempeñará la energía nucleoeléctrica para satisfacer esta creciente demanda.

Según la proyección baja del OIEA, la energía eléctrica mundial generada a partir de energía nucleoeléctrica irá reduciéndose poco a poco en 2040 y recuperará posteriormente los niveles actuales para 2050. Este escenario está diseñado específicamente para obtener una estimación conservadora. La proyección alta prevé un incremento de la capacidad de generación de energía nucleoeléctrica con respecto a los niveles de 2016 del 42 % para 2030 y del 123 % para 2050. Se presupone que el crecimiento de la economía mantendrá el ritmo actual y que irá aumentando el interés en la energía nucleoeléctrica, especialmente en Asia oriental.

Si bien el uranio representa únicamente entre el 5 % y el 10 % del precio de la electricidad generada mediante energía nucleoeléctrica, es no obstante fundamental para la sostenibilidad a largo plazo de la industria. De acuerdo con la edición más reciente de Uranium 2016: Resources, Production and Demand —informe mundial de referencia sobre el uranio elaborado conjuntamente por la Agencia de Energía Nuclear (AEN) y el OIEA—, el suministro primario mundial está garantizado hasta 2035 al menos en la proyección baja del crecimiento nuclear. Al actual nivel de demanda, los recursos conocidos e identificados son suficientes para aproximadamente 118 años e incluso más si se incluyen los recursos aún por descubrir (véase el gráfico).

Invertir en una mina de uranio

Abrir una mina de uranio requiere una gran inversión de capital y es un largo proceso que suele llevar entre 10 y 15 años hasta que la mina empieza a funcionar. El costo del equipo de extracción y tratamiento del uranio para su transformación en concentrado de uranio, que por lo general se realiza in situ, asciende a más de 100 millones de dólares y puede incluso ser de miles de millones. Por consiguiente, las empresas privadas y las entidades estatales deben estudiar detenidamente los aspectos económicos a largo plazo antes de abrir una mina. Numerosos países que son nuevos en la extracción de uranio, como Botswana y Tanzanía, han recurrido a los conocimientos especializados y la asistencia del OIEA para crear la infraestructura y el marco jurídico, medioambiental y regulador necesarios para abrir minas. Las minas se encuentran en una fase avanzada de prospección, a la espera de un contexto económico más favorable.

La mayoría de los contratos en el sector del uranio son a largo plazo y en ellos se estipulan precios máximos, para proteger a los clientes, y precios mínimos, para proteger las minas. Aunque los precios al contado inciden en el precio global de mercado, este cambio se produce más lentamente. Dependiendo del precio de mercado actual y del nivel del programa nucleoeléctrico del país, a veces puede ser más rentable obtener el uranio simplemente en el mercado comercial en lugar de extraerlo en el país.

Hay países que, como China y la India, explotan minas con el objetivo principal de garantizar la seguridad del suministro nacional, en cuyo caso los aspectos económicos son una consideración importante pero secundaria. No obstante, en la actualidad, la mayor parte del uranio del mundo se extrae comercialmente. Países como Australia, Kazajstán y Namibia explotan minas a fin de exportar el uranio, mientras que otros, como el Canadá, utilizan el uranio tanto para el consumo interno como para la exportación.

¿Y qué dice la bola de cristal? Pronostica que la demanda de uranio aumentará a la larga y que con ella deberían aumentar también los precios. Pero es difícil predecir cuándo y cuánto, especialmente habida cuenta de las dudas que la inversión en energía nucleoeléctrica suscita en el público de muchos países.

“Las soluciones que anteriormente aplicaba la industria, basadas, por ejemplo, en el fortalecimiento de la responsabilidad social corporativa u otros esfuerzos similares para promover la participación de las partes interesadas, han perdido eficacia debido al grado de escepticismo público con respecto a las industrias de minerales en general”, explica Hussein Allaboun, director de la empresa Jordanian Uranium Mining Company.

Jordania está entre los muchos países que contemplan la posibilidad de producir uranio. Ha efectuado estudios de viabilidad y construido una planta piloto para recopilar todos los datos industriales y técnicos necesarios. “El proyecto está concebido como uno de los componentes que integran un programa nacional para la transformación de la energía nuclear que responde a la necesidad del país de disponer de una fuente segura de energía”, afirma Allaboun.

Este artículo se publicó en el Boletín del OIEA de junio de 2018, titulado Uranio: De la prospección a la rehabilitación.

Última actualización: 30/11/2018

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