Los resultados de un proyecto coordinado de investigación (PCI) sobre la lactancia materna han confirmado cuán beneficiosas son para la salud de los niños una serie de recomendaciones sobre lactancia materna de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según esas recomendaciones, los lactantes deberían recibir lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, incluso si la madre es VIH-positiva. Solo un 40 % de los lactantes de todo el mundo reciben lactancia materna exclusiva.
El PCI, mediante técnicas isotópicas, confirmó que la infección por el VIH no afecta ni la producción de la leche materna ni la salud de los bebés de madres infectadas por el virus y que, por tanto, la lactancia materna es segura.
Las prácticas de lactancia materna en los países de ingresos medianos y bajos comenzaron a ser motivo de preocupación para la OMS a principios del decenio de 2000, cuando se recomendaba a las madres infectadas por el VIH que interrumpieran abruptamente la lactancia. Esto provocó un pronunciado aumento de la mortalidad infantil debido a la inexistencia de un entorno higiénico y seguro para preparar los alimentos para lactantes y, en la mayoría de los casos, la falta de medios para comprar alimentos nutritivos. En 2010, la recomendación fue revisada y pasó a reconocer que las madres deberían ofrecer a sus hijos lactancia materna exclusivamente durante sus primeros seis meses de vida, en combinación con una terapia antirretroviral para luchar contra el VIH. Ello evita que la enfermedad avance en la madre y reduce al mínimo el riesgo de transmisión del VIH al lactante a través de la leche materna. Tras la última revisión de las recomendaciones, en 2016, las directrices sobre la lactancia materna y los antirretrovirales se unificaron. No se ha hecho una evaluación sistemática de cómo ha repercutido esta evolución de las recomendaciones en los últimos 15 años en la salud infantil y materna.
“Estos resultados son útiles y aportan nuevas pruebas que demuestran que, si las madres siguen las recomendaciones, sus hijos consumen cantidades adecuadas de leche materna, y que los lactantes que se alimentan exclusivamente de leche materna durante los primeros seis meses de vida ganan más masa magra al alcanzar el primer año de edad, lo que indica un crecimiento saludable. Además, no se observaron efectos adversos en la composición corporal de las madres”, señaló Víctor Owino, especialista en nutrición del OIEA. “Los resultados casan bien con la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 de alcanzar para 2025 una tasa de lactancia materna exclusiva de un 50 % como mínimo. El OIEA trabaja con empeño en la creación de capacidad en países asociados en esta importante esfera para poder hacer un seguimiento efectivo de esta meta.”
Técnicas isotópicas
Mediante técnicas isotópicas se mide la ingesta de leche materna, que, en combinación con otros datos, permite a los investigadores determinar la eficacia de las distintas políticas de promoción de la lactancia materna. El PCI analizó si los lactantes alimentados exclusivamente con leche materna hasta los seis meses crecen mejor o no, cuánta leche consumen y si el volumen de producción de leche materna afecta negativamente la composición corporal de la madre, especialmente si es VIH‑positiva. A veces, al ser preguntadas por los profesionales sanitarios, las madres afirman estar amamantando exclusivamente a sus hijos cuando no lo están. El PCI confirmó que las tasas de lactancia materna exclusiva son en realidad mucho menores que las declaradas, en un 40 % como mínimo.
“Los resultados de este estudio demuestran que, si queremos determinar cuántos nutrientes obtienen los niños de la leche materna y nos basamos para ello en la información de las entrevistas, entonces probablemente estemos sobreestimando lo que consumen los niños”, señaló Owino. “La mejor solución es confirmar sistemáticamente la información mediante técnicas exactas de isótopos estables. Si se dispone de datos exactos de ese tipo para una población más grande, pueden servir de base para la formulación de recomendaciones sobre la ingesta de nutrientes de los niños que, hasta la fecha, se basan en datos extrapolados de adultos de países desarrollados.”
El proyecto de investigación utilizó óxido de deuterio, un isótopo estable del hidrógeno, que se encuentra de forma natural en el cuerpo humano y en el agua potable en pequeñas cantidades. Se administra a la madre una dosis de deuterio, que pasa a su agua corporal. Cuando amamanta, el deuterio pasa al lactante. El análisis, realizado mediante espectroscopia de masas o de infrarrojo, de la concentración de deuterio en muestras de saliva u orina tomadas a la madre y al lactante durante dos semanas indica el nivel de deuterio transferido de la madre al niño, revelando de este modo si el lactante fue alimentado exclusivamente con leche materna y cuánta leche consumió. Esta es la manera menos invasiva y más exacta, segura y objetiva de determinar las prácticas de lactancia materna. También se abordaron otras cuestiones de importancia, entre ellas si el estado serológico de una madre lactante afectará o no su capacidad de amamantar.
Los países que participaron en el PCI, que contó con apoyo de expertos de Australia, los Estados Unidos y el Reino Unido, fueron Burkina Faso, la India, Jamaica, Kenya, Sri Lanka, Sudáfrica y Tailandia. Los resultados del proyecto se examinarán nuevamente en el próximo Simposio Internacional sobre el Estudio de la Doble Carga de Malnutrición en aras de Intervenciones Eficaces, que se celebrará del 10 al 13 de diciembre de 2018.