La ciencia y la tecnología nucleares pueden ser un factor esencial que contribuya a que los países logren los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas en varias esferas sociales, económicas y ambientales a fin de mejorar la vida de las personas, atajar las consecuencias del cambio climático y prestar apoyo a varios aspectos de la recuperación después de la pandemia.
En un acto paralelo al Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas que se celebró virtualmente la semana pasada, expertos de Malasia, Nigeria, el Perú y el OIEA examinaron la manera en que la ciencia y la tecnología nucleares han contribuido al desarrollo de cultivos más resistentes a la sequía y la salinidad. También examinaron la manera en que un enfoque climáticamente inteligente en materia de gestión del suelo y el agua podría incrementar la producción de alimentos y acelerar la recuperación económica en el período posterior a la COVID-19.
El debate en grupo, organizado en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se centró en la repercusión de las aplicaciones nucleares en las iniciativas mundiales de apoyo a la seguridad alimentaria y la mejora del acceso al agua y presentó experiencias nacionales de intercambio de estos logros con grupos diversos, en particular con comunidades que habitan en montañas, pequeños agricultores y poblaciones vulnerables.
La agricultura climáticamente inteligente es un enfoque que ayuda a conformar las medidas necesarias para transformar y reorientar los sistemas agrícolas a fin de prestar apoyo efectivo al desarrollo y garantizar la seguridad alimentaria en un clima sujeto a cambios. Con apoyo de expertos del OIEA y la FAO, se emplean aplicaciones nucleares para socorrer a poblaciones sometidas a los efectos de la disminución de las fuentes de agua, las plagas invasivas o, en general, un clima sujeto a cambios.
“Nos coordinamos con más de 2000 agricultores vulnerables que vivían en un campamento para desplazados internos en las proximidades de Abuja y los capacitamos en la aplicación del riego por goteo para ahorrar agua sin poner en compromiso los rendimientos —afirma Sunday Abayomi Fasina, Vicerrector de la Universidad Federal de Oye-Ekiti en Nigeria—. Estos hombres y mujeres, a quienes se les ha arrancado de raíz la vida, pueden producir cultivos con eficiencia, conservar recursos hídricos y generar ingresos para sus familias. Se utilizan técnicas isotópicas para determinar la cantidad de agua que necesitan las plantas y las épocas de riego óptimas”.
“La agricultura en las regiones de la sierra andina del Perú, situada a 3000 metros sobre el nivel del mar, es obra de pequeños agricultores. En esta región el suelo puede ser muy pobre y el clima difícil —afirma Luz Gómez-Pando, de la Universidad La Molina en el Perú, que ha colaborado estrechamente con expertos del OIEA y la FAO en diversos proyectos de cooperación técnica—. Con apoyo del OIEA y la FAO, expertos de mi universidad desarrollaron y pusieron en circulación nueve variedades nuevas de cebada, cultivo básico en las comunidades de la sierra andina. Las nuevas variedades, que toleran las sequías y las bajas temperaturas y son resistentes a las enfermedades, generaron cerca de 18 millones de dólares para los agricultores de la sierra participantes en el proyecto”.
“El cambio climático ha dejado de ser simplemente una cuestión ambiental para convertirse en una destacada cuestión de desarrollo y supervivencia, —sostiene Shyful Azizi B. Abdul Rahman, investigador en la División de Agrotecnología y Biociencias del Organismo Nuclear Malasio y colaborador desde hace tiempo con el programa de cooperación técnica del OIEA—. Los problemas como la degradación del suelo, la escasez de agua y la actual pandemia hacen de la producción de arroz una tarea abrumadora, pero en 2020 hemos podido distribuir dos nuevas variedades mutantes de arroz a casi 50 000 agricultores malayos, lo cual elevó el rendimiento de sus cultivos y dobló sus ingresos”.
También se aplican técnicas nucleares e isotópicas para investigar y comprender el mundo que nos rodea. Con apoyo prestado por conducto del programa de cooperación técnica del OIEA, científicos e investigadores de todo el mundo pueden examinar con detenimiento la manera en que el cambio climático afecta a la calidad de los suelos, la tasa de recarga de las aguas subterráneas o la prevalencia de contaminantes en nuestro aire. Los responsables de adoptar decisiones utilizan esta información para elaborar nuevas políticas que dan prioridad a la sostenibilidad y concuerdan estrechamente con los objetivos nacionales de desarrollo.
Ante la amenaza del cambio climático, “la hidrología isotópica nos permite examinar las ‘huellas’ de las moléculas de agua y sus elementos integrantes, el hidrógeno y el oxígeno, —afirma Jodie Miller, Jefa de la Sección de Hidrología Isotópica del OIEA—. Podemos determinar de dónde procede el agua, cuánto tiempo lleva viajando, qué edad tiene y muchas cosas más. Esta información nos permite, a su vez, comprender y gestionar mejor nuestros recursos hídricos”.
El Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible, que se celebra anualmente desde 2013, examina durante ocho días actividades, logros y experiencias en las iniciativas mundiales dirigidas a cumplir los ODS. El Foro se reúne cada año bajo los auspicios del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y adopta declaraciones políticas.
El cambio climático ha dejado de ser simplemente una cuestión ambiental para convertirse en una destacada cuestión de desarrollo y supervivencia.