A fin de hacer frente a la creciente amenaza que plantea la contaminación marina por microplásticos en las Islas Galápagos, la iniciativa TECnología NUclear para el Control de la Contaminación por Plásticos (NUTEC Plastics) del OIEA se ha asociado con el Instituto Oceanográfico de la Armada (INOCAR) y la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL) del Ecuador para crear capacidad en materia de monitorización y análisis de microplásticos.
Reconocidas por su increíble variedad de subespecies y sus adaptaciones evolutivas únicas, las Islas Galápagos son a veces descritas como un “laboratorio viviente de la evolución” por su posición aislada en el océano Pacífico, a unos 1000 kilómetros al oeste del Ecuador continental.
“Para preservar la rica biodiversidad del archipiélago, el Parque Nacional Galápagos ha puesto en marcha políticas ambientales de protección muy estrictas con el fin de mantener la integridad de la flora y la fauna únicas que habitan en las islas —señala María José Marín Jarrín, de la ESPOL—. Estas políticas limitan el número de personas que pueden visitar las islas y restringen la entrada a determinadas zonas y playas. En algunas partes ni siquiera se permite el ingreso de científicos ambientales, para evitar cualquier efecto perjudicial en el delicado equilibrio del ecosistema”.