“El Premio Nobel de la Paz de este año ha iluminado nuestro rumbo al recordarnos el pasado y las consecuencias de ignorar los peligros del uso de las armas nucleares”, dijo el Director General del OIEA, Rafael Mariano Grossi, en su discurso de apertura del Foro del Premio Nobel de la Paz de 2024 celebrado en Oslo.
El Sr. Grossi pronunció su discurso el día después de que el Comité Noruego del Nobel concediera el Premio Nobel de la Paz de 2024 a Nihon Hidankyō, la organización japonesa de hibakusha —sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki— por sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nucleares y por demostrar con el testimonio de testigos que las armas nucleares no deben utilizarse nunca más.
En una época de creciente fragmentación y conflicto, el mundo ha llegado a una encrucijada en su recorrido por los peligros de la era atómica, advirtió el Sr. Grossi. El incremento de las ojivas nucleares, las referencias cada vez más frecuentes al uso de armas nucleares y los conflictos en Ucrania y Oriente Medio son todos factores que aumentan los riesgos nucleares.
En su discurso, el Sr. Grossi evocó un encuentro formativo con una mujer hibakusha en una visita a Hiroshima hace décadas, cuando era un joven diplomático. “He tenido presente en cada reunión, cada negociación y cada destino el recuerdo del testimonio silencioso de esa mujer —expresó—. He llevado conmigo desde entonces la mirada de sus ojos, como un poderoso recordatorio, un mandato secreto, de trabajar para que nunca se repita ese sufrimiento”.