El primer servicio de dosimetría biológica de Costa Rica —y único de este tipo en América Central— ya está preparado para evaluar a las personas que puedan haberse visto expuestas a la radiación de forma imprevista. La dosimetría biológica es la ciencia que permite medir y verificar la dosis exacta de exposición a la radiación de una persona. Este nuevo servicio forma parte de las iniciativas del país para reforzar la respuesta a emergencias en caso de accidentes u otras exposiciones a la radiación no planificadas.
“Tener servicios de dosimetría es muy importante en caso de emergencia nuclear o radiológica, y ni Costa Rica ni ningún otro país de América Central contaban con un laboratorio que pudiera prestar dichos servicios”, explica Luisa Valle Bourrouet, investigadora del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA).
En Costa Rica, las fuentes de radiación se utilizan ampliamente en la atención médica como parte de la medicina radiológica y, en la industria, para el control de la calidad de productos y procesos. Durante los últimos 50 años, se han notificado más de 40 accidentes radiológicos en América Latina. Antes de 2017, ni Costa Rica, ni ningún otro país de la región disponían de laboratorios que pudieran realizar evaluaciones biodosimétricas oportunas y adecuadas.
Un grupo de expertos estableció el nuevo servicio en 2017 en un laboratorio del INISA con apoyo del OIEA, en parte por conducto de un proyecto de cooperación técnica del Organismo, en colaboración con autoridades nacionales, entre ellas la Universidad de Costa Rica. Varios aspectos técnicos también se desarrollaron en cooperación con la Red Latinoamericana de Dosimetría Biológica (LBDNET), fundada en 2007 para prestar asistencia temprana en materia de dosimetría biológica en caso de emergencia radiológica en América Latina.
Además del apoyo material, el OIEA, por medio de su programa de cooperación técnica, ofreció asimismo becas, cursos de capacitación y visitas científicas con miras a mejorar las competencias del personal del laboratorio. Los procesos de medición y verificación que existían en Costa Rica eran mucho más complejos antes de que se mejoraran las competencias y se modernizaran los equipos, señala la Sra. Valle Bourrouet.
“Para comprobar si una persona se ha visto afectada por la exposición a la radiación, deben analizarse como mínimo 500 glóbulos sanguíneos. Nuestros métodos en el INISA solían ser manuales; utilizábamos un microscopio para observar si las muestras de sangre habían sufrido alteraciones, un proceso que llevaba mucho tiempo”, describe. “El nuevo sistema, sin embargo, nos puede ayudar a identificar de forma automatizada cualquier cambio en una muestra de sangre, lo que significa que podemos responder a los accidentes con mayor eficiencia y rapidez”.