Aunque los bananos son, tal vez, la fruta más popular del planeta, plantaciones de todo el mundo se ven amenazadas cada vez más por un nuevo hongo que destruye las plantas de banano y pone en peligro tanto los medios de vida de los agricultores como la industria.
El marchitamiento por el hongo Fusarium raza tropical 4 (TR4), que durante decenios había afectado únicamente a Asia Sudoriental, se detectó por primera vez en África y América Latina en 2019. Su aparición en Colombia en agosto de 2019 hizo que se declarara una emergencia nacional.
El OIEA, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha trabajado con investigadores de todo el mundo para apoyar el desarrollo de nuevas variedades de especies de banano que podrían ser resistentes a la enfermedad.
“Los bananos modernos no pueden producir semillas, así que es difícil mejorarlos mediante el cruzamiento”, explica Ivan Ingelbrecht, Director del Laboratorio de Fitomejoramiento y Fitogenética FAO/OIEA. Por lo tanto, una de las opciones predilectas a fin de combatir la enfermedad suele ser el uso de técnicas como la irradiación o la mutagénesis química para producir nuevas variedades con rasgos favorables.
Tras años de investigaciones, expertos chinos han presentado una nueva variedad de banano Cavendish, el que se exporta más habitualmente, que es resistente al TR4 y que se ha obtenido utilizando técnicas de mutagénesis química. Otros países, como Filipinas, se encuentran en etapas avanzadas en cuanto al desarrollo de sus propias variedades mediante irradiación gamma, señala el Sr. Ingelbrecht.
Durante más de un siglo, el marchitamiento por el hongo Fusarium ha sido un importante obstáculo para la producción de bananos. Esta enfermedad se debe a un hongo que se transmite por el suelo, el Fusarium oxysporum f. sp. cubense. El hecho de que el patógeno permanezca en el suelo durante decenios dificulta su erradicación. El TR4 es una nueva cepa de reciente aparición de este hongo. “Los hongos se introducen en las plantas sensibles por las raíces e interfieren en la absorción de agua, lo que provoca que las hojas se marchiten y que, en última instancia, la planta del banano muera”, explica el Sr. Ingelbrecht.
La FAO estima que los daños directos anuales provocados por el TR4 en Asia Sudoriental ascienden a 400 millones de dólares de los EE. UU., aproximadamente, sin tener en cuenta los efectos socioeconómicos indirectos.
“Muchos agricultores se beneficiarán de la distribución de una nueva variedad de Cavendish, un éxito que hay que atribuir a la estrecha colaboración entre el OIEA y la FAO en materia de técnicas de mutagénesis”, declara Yi Ganjun, Vicepresidente de la Academia de Ciencias Agrícolas de Guangdong, en Guangzhou. “Esta tecnología de vanguardia ha supuesto un avance notable en la lucha contra el marchitamiento por el hongo Fusarium”.
“Los sensacionales resultados obtenidos por una nueva variedad de banano ‘local’, que es resistente al marchitamiento por el hongo Fusarium TR4, dan muchas esperanzas a los agricultores de bananos que han probado con éxito las nuevas plantas en ensayos de campo”, añade el Sr. Yi. “Las técnicas de mutagénesis pueden contribuir a desarrollar nuevas plantas de banano que estén adaptadas a las condiciones ambientales del lugar”.
La nueva variedad se está multiplicando y distribuyendo actualmente a otras provincias. Los expertos chinos están dispuestos a ayudar a sus colegas de otros países a desarrollar variedades de bananos resistentes al TR4 y aptas para las condiciones climáticas y del suelo de sus respectivos territorios, añade el Sr. Yi.
Los científicos están utilizando técnicas in vitro para cultivar en tubos de ensayo miles de pequeñas plantas de banano aptas para la mutagénesis mediante sustancias químicas, rayos gamma o rayos X. Estas técnicas aceleran el proceso natural de mutación en las plantas y crean una diversidad genética que, posteriormente, puede utilizarse para producir nuevas variedades, como las que contienen rasgos favorables. Un proyecto coordinado de investigación en el que participan científicos de seis países, entre los que se encuentran China y Filipinas, lleva desde 2015 liderando la labor de desarrollo de tipos de bananos resistentes al TR4.
“El éxito logrado en varios países asiáticos con la mutagénesis química y los prometedores progresos obtenidos al utilizar la irradiación indican que, en un futuro no muy lejano, será posible desarrollar nuevas variedades resistentes al TR4 también en otras partes del mundo”, explica el Sr. Ingelbrecht. “El OIEA y la FAO están comprometidos a ayudar a los países a lograrlo”.