Bolivia ha dado un paso decisivo encaminado a fortalecer su sistema de control del cáncer acogiendo una misión de evaluación imPACT encabezada por el OIEA, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC). Durante un período de diez días en el mes de agosto, expertos nacionales e internacionales llevaron a cabo una exhaustiva evaluación de la infraestructura de Bolivia para la atención del cáncer, que abarcó desde la prevención y el diagnóstico hasta el tratamiento y los cuidados paliativos, centrándose en las deficiencias actuales y los ámbitos que conviene desarrollar.
La creciente carga de cáncer en Bolivia —en particular, en lo que se refiere al cáncer cervicouterino, este país tiene una de las mayores tasas de incidencia de la región (el 22 % de todos los casos de cáncer femenino), algo que también sucede en el caso del cáncer de próstata y de mama (el 25 % de los casos de cáncer en hombres y el 17 % de los casos de cáncer en mujeres, respectivamente)— subraya la urgencia de la misión (Globocan 2022). Pese a los esfuerzos por descentralizar los servicios oncológicos y mejorar la cooperación entre los subsistemas de salud, la infraestructura y los recursos humanos siguen estando concentrados en las principales ciudades del país (La Paz, Santa Cruz y Cochabamba). Esta centralización limita el acceso a los servicios oncológicos y presenta constantes dificultades para lograr una atención equitativa en todo el país.
El cáncer cervicouterino fue el aspecto central de la evaluación, dada su alta incidencia en Bolivia. Si bien el Gobierno ha logrado avances importantes en la ampliación de los programas de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) y de cribado de esta enfermedad, que protegen contra el cáncer cervicouterino, el grupo de la evaluación imPACT instó a que se siguieran ampliando las pruebas de alta exactitud del VPH y se aumentara la sensibilización y el acceso a la vacunación en zonas desatendidas. Se recomendó integrar el cribado del cáncer cervicouterino en otras iniciativas de control del cáncer, con el fin de mejorar la coordinación y los resultados de los pacientes.
“Luchar contra el cáncer cervicouterino debe seguir siendo una prioridad nacional, dada su alta incidencia en Bolivia”, señaló la Viceministra Mariana Ramírez en sus observaciones al término de la misión. “Ampliar el acceso al cribado del VPH y a la vacunación contra esta enfermedad en una fase temprana es fundamental para salvar vidas”, agregó.
Con miras a atender todos los tipos de cáncer, se han hecho importantes esfuerzos para adquirir la tecnología necesaria que permita garantizar la calidad y la puntualidad de los servicios de diagnóstico y tratamiento en todo el país, pero la distribución de infraestructura, la tecnología y los recursos humanos en el sistema público de atención oncológica sigue siendo desigual. Los pacientes se enfrentan a grandes demoras y largas listas de espera y pueden verse obligados a desplazarse a la capital para recibir un diagnóstico y un tratamiento adecuados. Una recomendación clave de la evaluación imPACT fue, por lo tanto, establecer acuerdos entre los subsistemas de salud para optimizar el uso de los instrumentos diagnósticos y del equipo médico. Las inversiones en radioterapia y medicina nuclear también se consideraron cruciales, pues muchos pacientes con cáncer no tienen acceso a opciones terapéuticas esenciales. Se recomendó, además, garantizar el mantenimiento regular y la modernización del equipo, a fin de ayudar al país a mantener unos niveles de atención de alta calidad.
“Mejorar la eficiencia y la capacidad de los sistemas diagnósticos y terapéuticos de Bolivia no solo es urgente, sino viable”, señala la Sra. Ramírez. “Maximizando el uso de los recursos disponibles e invirtiendo en el equipo necesario, podemos reducir considerablemente la carga del cáncer en el país.”