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La secuenciación de los agentes patógenos, un medio para apoyar el control de las enfermedades animales

Michael Madsen

En 2019, un gran brote de gripe aviar golpeó a la población del pingüino africano (Spheniscus demersus), una especie en peligro de extinción. El servicio de secuenciación OIEA-FAO ayudó a determinar que el brote correspondía a la cepa H5N8.

(Fotografía: Freepik.com)

En 2019, un brote de fiebre aftosa y una vacuna ineficaz pusieron en peligro a un número incalculable de cabezas de ganado vacuno, ovino, porcino y caprino y de otros animales de pezuña hendida en Marruecos. La fiebre aftosa, una enfermedad vírica muy contagiosa, provoca fiebre y vesículas en la boca y en las patas de los animales infectados. Esto puede ocasionar cojera y otros síntomas, lo que conlleva que los animales no sean aptos para el consumo y acarrea pérdidas para los ganaderos. Un análisis genético comparativo que resultó en la selección de una vacuna diferente permitió empezar a poner fin al brote. Esta solución fue posible gracias al apoyo que el OIEA, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), prestó a las autoridades locales para la creación de capacidad en técnicas moleculares avanzadas.

Los virus como el que causa la fiebre aftosa evolucionan constantemente para dar lugar a nuevas variedades y cepas. Las vacunas son una opción eficaz para controlar los brotes de virus, pero una vacuna específica solo funciona con una cepa concreta del virus. Comprender el genoma de un virus es fundamental para determinar cuál es la mejor vacuna.

La tarea de proteger a los animales de pezuña hendida de Marruecos comenzó dos años antes del brote, cuando funcionarios de la Oficina Nacional de Inocuidad de los Alimentos, sita en Casablanca, recibieron capacitación por conducto del programa de cooperación técnica del OIEA para determinar y caracterizar los agentes patógenos de la enfermedad y orientar las medidas de control y respuesta. Esta es una de las muchas iniciativas de capacitación que se han llevado a cabo desde que en 2017 se estableciera el servicio de secuenciación genética OIEA-FAO. Hoy, el apoyo que ofrece el servicio llega a África, Asia y América Latina y permite que expertos de esos países utilicen y comprendan las técnicas analíticas más recientes para la caracterización de agentes patógenos.

“Caracterizar los agentes patógenos y comprender el origen de las enfermedades animales y zoonóticas es esencial para concebir unas respuestas eficaces a dichas enfermedades”, señala Ivancho Naletoski, oficial técnico de sanidad animal del Centro Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura. El Sr. Naletoski ha encabezado el servicio de secuenciación y ha prestado apoyo a iniciativas de capacitación de científicos de todo el mundo en el desarrollo de árboles filogenéticos relativos a enfermedades animales y zoonóticas.

Estos diagramas de árbol representan el curso evolutivo de un organismo y ayudan a los científicos a entender la relación entre los distintos brotes de un virus y determinar su procedencia u origen. El Sr. Naletoski afirma que los árboles filogenéticos y los análisis genéticos detallados ayudan a las autoridades a tomar las decisiones correctas para controlar los agentes patógenos. “Para los responsables de la toma de decisiones, es muy importante disponer de un perfil genético exacto de los virus contra los que se está luchando. Estos datos pueden ayudar a los países a ahorrar tiempo y dinero al seleccionar las vacunas, y, en consecuencia, ha aumentado la demanda de nuestro servicio.”

Una red de apoyo

Hasta la fecha, el servicio de secuenciación OIEA-FAO ha recibido más de 4200 muestras y secuencias de 54 enfermedades animales (como la fiebre aftosa y la peste porcina africana) y zoonóticas (como la rabia, la brucelosis y la fiebre del valle del Rift) distintas. Los científicos que contribuyen a la base de datos de la red de servicios de secuenciación proceden de 25 laboratorios de todo el mundo y recurren al servicio para llevar a cabo esta secuenciación genética.

“Los aparatos de secuenciación genética pueden ser muy caros y su mantenimiento, muy costoso. Adquirir una máquina tiene sentido en el caso de los laboratorios que deben procesar grandes volúmenes, pero no resulta rentable para la mayoría de laboratorios del país —señala el Sr. Naletoski—. Al poner a disposición de los pequeños laboratorios de los países más pobres los recursos para que trabajen con empresas de secuenciación ya consolidadas y puedan obtener la misma información de la que dispondrían si contaran con equipos locales de secuenciación, estamos ayudando a estos laboratorios a evitar gastos de capital.”

El servicio de secuenciación pone al alcance de los científicos de la red reactivos y capacitación para la toma muestras de alta calidad y su preparación con miras a su secuenciación, así como para el tratamiento de datos en bruto y la realización de análisis filogenéticos. También ayuda a coordinar y a costear la secuenciación de estas muestras en un laboratorio de secuenciación comercial especializado. Se trata, por lo tanto, de un servicio gratuito para los laboratorios de producción pecuaria y sanidad animal participantes.

“Dado que de la secuenciación propiamente dicha se encarga un tercero, nuestra labor consiste principalmente en ayudar a los laboratorios a que preparen adecuadamente las muestras e interpreten correctamente los resultados. Para ello, hemos elaborado unas directrices exhaustivas y detalladas y, antes de la pandemia, organizamos eventos de capacitación por todo el mundo”, explica el Sr. Naletoski, que destaca asimismo que la capacitación de los nuevos participantes corre a cargo de usuarios que dominan el servicio y el proceso de preparación de muestras.

El rumor de nuevos virus llega a Windhoek

Umberto Molini, profesor titular en la Universidad de Namibia, es un usuario prolífico y un paladín del servicio de secuenciación OIEA-FAO. El Sr. Molini y el Laboratorio Veterinario Central de Windhoek fueron de los primeros en recurrir al servicio de secuenciación, allá por 2016. En palabras del profesor, durante los últimos cinco años este servicio no solo ha ayudado a las autoridades de Namibia a comprender mejor los orígenes y las distintas cepas de virus conocidos que afectan al ganado y a la caza de Namibia, sino también a descubrir virus de cuya presencia en el país no se estaba al corriente.

“Hemos hallado circovirus porcino tipo 2 en cerdos domésticos y en facóqueros, y virus de la gripe D en ganado bovino y en ñus. Sorprendentemente, encontramos incluso gripe aviar en pingüinos”, afirma el Sr. Molini. En 2019, un gran brote de gripe aviar golpeó por vez primera a la población del pingüino africano (Spheniscus demersus), una especie en peligro de extinción. Con la ayuda del servicio, el Sr. Molini logró aislar el brote y pudo determinar que correspondía a la cepa H5N8.

“Aunque el brote acabó con unos 500 pingüinos, el hecho de haber identificado el virus y su cepa nos permitió confirmar que se habían adoptado las medidas correctas para evitar que el virus se propagara a las aves domésticas”, afirma el Sr. Molini.

Si bien es probable que el H5N8 llegara a Namibia a lomos de un ave migratoria, no siempre hay que atribuir los brotes a la fauna silvestre. En 2018, un brote de laringotraqueitis infecciosa afectó a pollos de granjas avícolas del país. Gracias al servicio de secuenciación, el Sr. Molini descubrió que el brote estaba relacionado con el uso indebido de una vacuna, lo que permitió adoptar fácilmente medidas para detener la propagación del virus. “La secuenciación genética es un poderoso instrumento para luchar contra las enfermedades, y permite obtener la información necesaria para librar ese combate. Cuantos más países puedan acceder a esta técnica y aprender a utilizarla, mejor preparada estará la sociedad para detener futuros brotes de enfermedades”, declara.

 

09/2021
Vol. 62-3

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