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La contribución de las técnicas nucleares a un suministro seguro de "alimentos azules"

Ellie McDonald, Jana Friedrich, Marc Metian

Fotografía: AdobeStock

Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha precisado del mar como fuente de sustento. Hoy en día, más de 3000 millones de personas dependen de los alimentos de origen marino y los productos provenientes de los océanos, también conocidos como “alimentos azules”. Para garantizar la seguridad alimentaria, estas personas necesitan un suministro de alimentos de origen marino que sea sano y apto para el consumo. Ahora bien, esos productos solo serán aptos y sostenibles si los océanos gozan de buena salud y se gestionan de manera sostenible.

Los océanos se ven muy afectados por el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Los contaminantes emitidos como resultado de actividades industriales y agrícolas, la acidificación de los océanos a causa de unas emisiones de carbono excesivas, el calentamiento de los océanos y la contaminación por microplásticos ejercen una enorme presión sobre los ecosistemas marinos. Todos estos factores de estrés menoscabarán la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos marinos y, en conjunto, pueden causar estragos. Los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) se encuentran especialmente en riesgo, pues sus economías dependen en gran medida de los océanos para garantizar la seguridad alimentaria y el empleo. Además, el océano es fundamental para sus culturas y su modo de vida. La falta de recursos y de capacidad institucional para hacer frente a las amenazas que plantean los múltiples factores de estrés hace que estos países sean aún más vulnerables.

Los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente Marino, con sede en Mónaco, ayudan a los países, en particular a los PEID, a dar respuesta a la contaminación costera y marina, sirviéndose de técnicas nucleares e isotópicas de vanguardia con las que los países pueden monitorizar con exactitud la contaminación, reducir al mínimo el impacto de los incidentes contaminantes y mitigar la repercusión del cambio climático en las poblaciones locales. Basándose en esas técnicas, el OIEA ofrece datos sobre posibles repercusiones para la salud humana y de los océanos y divulga los conocimientos necesarios para el desarrollo de métodos de mitigación. La iniciativa NUTEC Plastics del OIEA hace frente al desafío mundial que plantea la contaminación por plásticos en dos frentes: en el punto de origen, mediante la introducción de nuevas tecnologías para mejorar el reciclaje de estos, y en el océano, donde termina el grueso de los desechos plásticos, mediante la detección, el rastreo y la monitorización correspondientes.

La tecnología nuclear complementa las técnicas científicas convencionales al valorar múltiples factores de estrés de manera simultánea, una ventaja fundamental para países con una limitada capacidad científica.

La comprensión de los factores de estrés oceánico

Persisten numerosas incógnitas por lo que respecta al impacto de los múltiples factores de estrés oceánico en la vida marina, la función de los ecosistemas y la salud de los océanos en general. Para mitigar eficazmente los efectos negativos de los múltiples factores de estrés, es fundamental comprender cómo estos interactúan. Solo entonces se podrán respaldar estrategias de prevención, mitigación y adaptación que puedan contrarrestarlos eficazmente.

Por medio de su Centro Internacional de Coordinación sobre la Acidificación de los Océanos (OA-ICC), el OIEA coordina los esfuerzos de investigación colaborativa sobre acidificación de los océanos y otros factores de estrés. Gracias al OA-ICC, científicos que inician su trayectoria profesional en relación con esos múltiples factores de estrés pueden recibir capacitación que les ayuda a comprender mejor los conceptos clave. Asimismo, el OA-ICC apoya la investigación en los PEID mediante diversos canales. “El OA-ICC y el OIEA son agentes fundamentales para que los científicos de los PEID dispongan de los recursos y la capacidad que necesitan para estudiar múltiples factores de estrés y las repercusiones que estos pueden tener en sus respectivos medios marinos”, afirma Sam Dupont, investigador de la Universidad de Gotemburgo (Suecia).

Además, el OIEA aporta conocimientos especializados acerca del recorrido de las sustancias químicas potencialmente tóxicas. Así, los científicos pueden estudiar dónde acaban los metales pesados o los radioisótopos procedentes de los aliviaderos industriales, agrícolas y municipales, por ejemplo, al verterse en ríos y aguas subterráneas y luego en los océanos. En algunos casos, estas toxinas llegan al fondo marino, donde son ingeridas por organismos que se alimentan de él, como almejas y peces planos. Los científicos del OIEA estudian el ciclo de estas toxinas en la cadena alimentaria marina.

El OIEA lleva a cabo investigaciones sobre el impacto biológico de las sustancias químicas en determinadas especies y sobre cómo las sustancias presentes en los organismos aparecen en concentraciones cada vez mayores en la cima de la cadena alimentaria, un proceso denominado bioamplificación.

“Los PEID son especialmente vulnerables a los cambios oceánicos y requieren mayor atención y apoyo para afrontar y mitigar eficazmente los efectos de las actividades humanas —afirma Florence Descroix-Comanducci, Directora de los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente Marino—. Sirviéndose de herramientas y técnicas isotópicas nucleares, los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente Marino están prestando un apoyo que resulta fundamental para estudiar los cambios oceánicos ya sucedidos y los instrumentos necesarios para hacer frente a las repercusiones que estén por llegar”.

Recientemente, el OIEA ha desarrollado enfoques de laboratorio para centrarse en el impacto que tienen en los “alimentos azules” múltiples factores de estrés, y presta apoyo a científicos que carecen de acceso a tecnologías nucleares e isotópicas en sus países. Así, con la ayuda de expertos del OIEA, esos científicos pueden valerse de la tecnología nuclear para evaluar el impacto de múltiples factores de estrés en su medio marino nacional. Por ejemplo, los Laboratorios del OIEA para el Medio Ambiente Marino capacitan a científicos en métodos analíticos como el análisis de unión de radioligando, un procedimiento analítico específico que se utiliza para detectar las floraciones de algas nocivas.

El OIEA acoge a becarios procedentes de instituciones de todo el mundo para mejorar las capacidades a nivel individual y apoyar la transferencia de conocimientos a las instituciones de origen.

09/2024
Vol. 65-2

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