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La protección radiológica y la urología

Desde hace casi un siglo los rayos X se utilizan para diagnosticar enfermedades renales y del aparato urinario, por ejemplo, para observar las vías urinarias y ubicar un cálculo renal o un tumor que podrían obstruir el flujo de orina. No fue sino hasta hace unos pocos decenios que los urólogos comenzaron a utilizar fluoroscopia con rayos X en los quirófanos. Posteriormente, apareció la litotricia y en la actualidad la técnica que se emplea cada vez más es la tomografía computarizada (TAC). Hoy en día la TAC es el método de obtención de imágenes más sensible y específico para diagnosticar urolitiasis. El aumento de la exactitud diagnóstica de los equipos de TAC de nueva generación, aunado a la rapidez con la que se hace el estudio y lo cómodo que resulta para los pacientes, han hecho de la TAC un instrumento útil para el seguimiento de los pacientes con cáncer (por ejemplo, los que presentan cáncer de testículo) y hay situaciones en las que a un mismo paciente se le pueden solicitar más de 10 TAC durante un período de seguimiento de 5 años. Para llevar a cabo procedimientos de urología tales como las pielografías intravenosas o las urografías intravenosas por lo general se utilizan aparatos de rayos X. Los urólogos pueden o no participar directamente en esos estudios. Sin embargo, los urólogos participan de manera activa y utilizan instalaciones radiológicas para hacer procedimientos de cistografías, pieloureterografías retrógradas o cistouretrografías miccionales en los que es necesario administrar medios de contraste directamente en el aparato urinario. Para efectuar otros procedimientos, tales como las nefrolitotomías percutáneas, las nefrostomías, la colocación de prótesis, las litectomías y la ablación de tumores es necesario que en los quirófanos haya aparatos de fluoroscopia.

Debido al creciente uso de la radiación en el marco de procedimientos de urología, proteger a los pacientes contra la radiación ionizante se ha vuelto un aspecto cada vez más importante. Dada la amplia utilización de la radiación, es necesario poner en práctica técnicas para gestionar las dosis de radiación en todos los estudios radiológicos, sin menoscabo de la calidad de las imágenes ni del logro de la finalidad clínica de los procedimientos. Además, es preciso disminuir el número de TAC que se hacen con fines de seguimiento. Si no se aplican los principios de protección radiológica y no se utilizan instrumentos, cabe la posibilidad de que el personal se exponga a altos niveles de radiación en las salas de fluoroscopia.

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