La energía nucleoeléctrica desempeñará una función esencial en la futura estrategia energética de Turquía a medida que el país avance hacia la consecución de la seguridad del suministro de energía, a la vez que afronta el reto de limitar las emisiones que contribuyen al cambio climático.
La demanda de electricidad de la pujante economía de Turquía crece más de un 5 % al año, pero el país depende de recursos importados para atender el 73 % de sus necesidades de energía actuales. El nuevo programa nucleoeléctrico de Turquía tiene por objeto suministrar al menos el 10 % de la energía del país en 2023, de acuerdo con la Dirección General de Asuntos Energéticos del Ministerio de Energía y Recursos Naturales de la República de Turquía.
La estrategia energética comprende dos centrales nucleares con un total de ocho unidades de reactor que estarán en funcionamiento en 2028 y una tercera central, que estará en construcción en 2023, afirmó Emine Birnur Fertekligil, Representante de Turquía ante el OIEA. “Las aplicaciones de la tecnología nuclear con fines pacíficos son muy importantes, no solo en el ámbito de la energía, sino también en otras esferas del desarrollo sostenible”.
Adopción de las medidas necesarias
Turquía ha recurrido al OIEA en busca de asesoramiento y asistencia a fin de adoptar las medidas necesarias para desarrollar un programa de energía nuclear seguro, dijo Fertekligil. “Turquía se compromete a avanzar en el desarrollo de su programa nucleoeléctrico de una forma tecnológica y físicamente segura y con salvaguardias”, afirmó.
En 2013, se dispuso un equipo de expertos internacionales para realizar un Examen Integrado de la Infraestructura Nuclear (INIR) del OIEA con objeto de ayudar a Turquía a evaluar su preparación para desarrollar un programa nucleoeléctrico. Veinticinco instituciones turcas colaboraron en la misión, en cuyo marco se formularon recomendaciones y sugerencias, además de definirse varias buenas prácticas.
“La misión INIR de 2013 aportó recomendaciones esclarecedoras que Turquía utilizó para desarrollar un plan de acción nacional”, afirmó Necati Yamaç, Jefe del Departamento de Ejecución de Proyectos de Energía Nuclear del Ministerio de Energía y Recursos Naturales. “La modificación o redacción de nuevas leyes exige mucha preparación y, en el caso de Turquía, esta labor ha llevado cerca de dos años. La misión INIR incentivó los debates entre los distintos ministerios y nos ayudó a descubrir nuevos enfoques y conceptos”, señaló.
Las misiones INIR están destinadas a ayudar a los Estados Miembros del OIEA a medir sus progresos en relación con el cumplimiento de los requisitos para disponer de un programa nucleoeléctrico tecnológica y físicamente seguro. En ellas se analizan todas las facetas de un programa nucleoeléctrico, que abarcan desde la creación de un órgano regulador y otros requisitos jurídicos, hasta la compañía eléctrica que explota la central y las partes interesadas pertinentes del Gobierno que colaboran.
Mirarse al espejo
Uno de los beneficios de las misiones INIR es la autoevaluación inicial que el país realiza antes del comienzo de la misión.
La autoevaluación es un proceso útil porque implica interacciones y conversaciones entre las organizaciones que participan en el desarrollo de la infraestructura, afirmó Anne Starz, Jefa interina de la Sección de Ingeniería Nucleoeléctrica del OIEA. En el caso de Turquía, participaron 25 organizaciones, añadió.
Este proceso nos ha “ayudado a ser conscientes del importante cometido que sigue desempeñando el gobierno, incluso en un proyecto CPE [construcción-propiedad-explotación]”, afirmó Yamaç. La adopción del enfoque CPE para el desarrollo de un programa nucleoeléctrico conlleva que la central del país anfitrión pertenezca íntegramente a los inversores que aportan la financiación y la tecnología.
El camino hacia un programa nucleoeléctrico
En su camino hacia el establecimiento de su primera central nuclear, Turquía ha elaborado antes cuatro planes para introducir después la energía nuclear. El primero data de finales del decenio de 1970, cuando se concedió una licencia para un emplazamiento en Akkuyu, en la costa del Mediterráneo oriental, y el último de 2008, cuando Turquía publicó un llamado a licitación.
Turquía se compromete a avanzar en el desarrollo de su programa nucleoeléctrico de una forma tecnológica y físicamente segura y con salvaguardias.