Si hace un año le hubiéramos preguntado a Robert Krivanek dónde estaría esta primavera, seguramente habría dicho que lo encontraríamos en Ascó (España). Este Oficial Superior de Seguridad Nuclear del OIEA tenía previsto realizar un examen de la seguridad de la central nuclear de dos gigavatios de potencia de esta localidad española y ayudar a sus explotadores a cumplir los requisitos para ampliar la vida operacional de los dos reactores de la central. A día de hoy, sin embargo, el Sr. Krivanek no está en España.
Las restricciones impuestas a los viajes debido a la pandemia de COVID-19 han dificultado sobremanera, cuando no imposibilitado, los exámenes de la seguridad que requieren interacción personal y observaciones y visitas in situ, pero, sin embargo, no han impedido que el Sr. Krivanek y su equipo continuaran trabajando.
Desde su Sede en Austria, el grupo del OIEA dedicado a la explotación a largo plazo ha reorientado su labor, cambiando las misiones por la mejora y ampliación de un nuevo conjunto de directrices para los explotadores de instalaciones nucleares. Entre otros temas, se han añadido orientaciones para los reactores de potencia que llevan mucho tiempo en funcionamiento, las fases iniciales de explotación de una central nuclear y los reactores de investigación. Estas directrices ofrecen a los explotadores de centrales nucleares orientaciones útiles hasta que se puedan reanudar las misiones, y constituyen otro instrumento de apoyo que se añadirá a los que ya ofrece el OIEA.
El servicio de examen por homólogos del OIEA llamado Aspectos de Seguridad de la Explotación a Largo Plazo (SALTO) ofrece a los países con centrales nucleares un examen exhaustivo centrado directamente en la estrategia y los elementos clave para la explotación a largo plazo de centrales nucleares en condiciones de seguridad. Desde su creación en 2005 hasta la fecha el servicio ha llevado a cabo 45 misiones para centrales nucleares y 1 misión para un reactor de investigación en 17 países de todo el mundo.
A medida que las centrales nucleares envejecen y su vida operacional se prolonga es necesario tener en cuenta importantes consideraciones en relación con la seguridad, como la gestión del envejecimiento físico y la obsolescencia tecnológica del equipo de seguridad, la introducción de las actualizaciones de seguridad necesarias y la garantía de la disponibilidad de personal cualificado.
En la actualidad, más de dos tercios del número total de reactores de potencia en funcionamiento a escala mundial llevan más de 30 años en explotación. Dado que aproximadamente el 10 % de la producción total de electricidad y un tercio de la generación de electricidad con bajas emisiones de carbono provienen de la energía nuclear, es importante mantener en funcionamiento el parque mundial de centrales nucleares.
“La COVID-19 no ha frenado la demanda de una energía nuclear fiable y con bajas emisiones de carbono. Es fundamental mantener el funcionamiento seguro y fiable de las centrales nucleares por lo que, además de los exámenes in situ, estamos utilizando otros métodos para ayudar a que las centrales sigan funcionando de forma segura”, explica el Sr. Krivanek. La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha concluido que la explotación a largo plazo de las centrales nucleares es la opción menos costosa para la generación de electricidad con bajas emisiones de carbono.