A lo largo del litoral bordeado de pinos de la bucólica costa occidental finlandesa, toma forma, de manera sosegada, una visión de energía limpia para el futuro del país nórdico. En la diminuta isla de Olkiluoto los trabajadores se ocupan de dar los últimos retoques a un nuevo reactor a presión evolutivo que cubrirá el 10 % de las necesidades de electricidad de Finlandia. Como todo reactor nuclear de potencia, la enorme unidad de 1600 MW no emitirá prácticamente ningún gas de efecto invernadero (GEI), pese a proporcionar un suministro eléctrico mínimo constante capaz de generar electricidad para millones de hogares.
“Bienvenidos al futuro”, dice Pasi Tuohimaa, ejecutiva de Teollisuuden Voima Oyj, la empresa privada finlandesa que posee y explota dos reactores más antiguos en Olkiluoto, así como el nuevo reactor a presión evolutivo. De pie en la sala del reactor de la nueva unidad, que previsiblemente entrará en funcionamiento a finales de 2018, la Sra. Tuohima comparte, filosófica: “Cada mañana, cuando me observo a mí misma en el espejo, de verdad pienso: ‘voy a salvar el mundo; con la energía nuclear’”.
Hace tiempo que el país, de 5,5 millones de habitantes, depende del átomo para suministrar electricidad y calefacción a los hogares y las industrias de alto consumo energético, especialmente durante los largos y oscuros inviernos. Actualmente, en el marco de una estrategia energética y climática nacional en la que se describe la contribución de Finlandia al Acuerdo de París de 2015 para frenar el calentamiento global, el Gobierno prevé una mezcla de fuentes renovables y energía nuclear como la clave para alcanzar su más noble fin: llegar a ser una sociedad neutra en carbono para mediados de siglo.
“Actualmente no se pueden hacer diferencias entre política climática y política energética, y el objetivo principal de la política energética finlandesa es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, dice Riku Huttunen, Director General del Departamento de Energía del Ministerio de Asuntos Económicos y Empleo. “El instrumento más importante para ello son las fuentes de energía renovables, pero, por supuesto, deberíamos utilizar todas las posibilidades para reducir las emisiones y la energía nuclear es una buena solución”.
La apuesta de Finlandia por la energía nucleoeléctrica se remonta a finales del decenio de 1970, cuando puso en funcionamiento el primero de sus cuatro reactores nucleares actuales, que generan un tercio de la electricidad producida en Finlandia. Además de la ausencia de combustibles fósiles autóctonos, el Sr. Huttunen explica que la razón más importante para implantar la energía nucleoeléctrica fue garantizar abundante energía para los largos inviernos del país, así como para su industria forestal, química y del acero.
El hecho de que la producción de energía nuclear no genera emisiones de carbono está bastante aceptado y es conocido por la sociedad finlandesa, algo que, por supuesto, está impulsando estos nuevos proyectos de construcción.