Si bien la mayoría de los órganos reguladores nucleares disponen de procesos para examinar la eficiencia y la eficacia de sus actividades, los reguladores son cada vez más conscientes de que se puede mejorar cuando se aplican de manera más sistemática las enseñanzas extraídas de las operaciones habituales. Con este fin, muchos están instaurando métodos y procesos para recopilar y analizar información sobre la manera en que llevan a cabo sus operaciones y cómo aplican e intercambian las enseñanzas extraídas de su propia experiencia.
Los beneficios que reporta la utilización eficaz de la experiencia en materia de reglamentación y el proceso de mejora de los marcos reguladores nacionales sobre la base de las enseñanzas extraídas fueron algunas de las cuestiones más importantes que los reguladores de 27 países de todo el mundo trataron en una reunión técnica virtual del OIEA celebrada del 27 al 30 de octubre.
“Aprovechar todas estas posibilidades de aprendizaje es útil para seguir mejorando la eficacia y la eficiencia del proceso de reglamentación”, afirma David Senior de la División de Seguridad de las Instalaciones Nucleares del OIEA. “Se invita a los reguladores a reflexionar sobre la eficacia de sus procesos: su trabajo consiste no solo en supervisar la operación de las instalaciones reglamentadas sino también en analizar la manera en que ellos mismos llevan a cabo sus actividades de reglamentación”. El OIEA está preparado para prestar apoyo a los reguladores en la tarea de mejorar las prácticas actuales de gestión de la experiencia en materia de reglamentación definiendo medidas prácticas que podrían permitir sacar a la luz y analizar hallazgos e intercambiar las enseñanzas extraídas, añade.
Los reguladores son responsables de garantizar que los explotadores de las instalaciones en las que se utiliza radiación ionizante, como las centrales nucleares o los hospitales donde se emplea este tipo de radiación para tratar el cáncer, mantengan niveles elevados de seguridad mediante el cumplimiento de la reglamentación. En la reunión, los participantes concluyeron que los órganos reguladores deben practicar la introspección. Al recopilar información sobre sus procesos, los reguladores pueden convertirla sistemáticamente en conocimientos, lo que, a su vez, les permite extraer enseñanzas e idear medidas correctivas, así como intercambiar estas medidas y lecciones con reguladores de otros países para mejorar los procesos de reglamentación, por ejemplo, la optimización de las prácticas de inspección y el establecimiento o la actualización de requisitos reglamentarios. En la industria, esto se conoce como “gestión de la experiencia en materia de reglamentación”.
“Los reguladores, al igual que los explotadores, son muy eficaces a la hora de analizar y extraer enseñanzas de los sucesos que ocurren en las instalaciones en las que se utiliza radiación ionizante. Sin embargo, cuando se trata de analizar su propio desempeño, es posible que no cuenten con suficientes mecanismos eficaces”, indica Paul Woodhouse, experto del Reino Unido y Presidente de la reunión técnica.
La mejora constante es un objetivo fundamental para los reguladores y no se puede caer en la complacencia a la hora de lograrla.