A lo largo de la historia, las plagas de insectos han planteado desafíos al propagar enfermedades, dañar los cultivos y afectar el medio ambiente, causando daños por valor de más de 70 mil millones de dólares al año. Con el cambio climático, los insectos se están desplazando a nuevas zonas y las autoridades deben aplicar rigurosas medidas de cuarentena, incluso dentro de los países.
La irradiación de alimentos, que inicialmente se empleaba para garantizar la seguridad de las especias, el pescado y la carne de gran valor, se utiliza cada vez más también para la fruta y la verdura fresca al objeto de evitar la propagación de insectos invasivos. Además, varios países suministran raciones de alimentos irradiados durante los desastres naturales, cuando la higiene y el almacenamiento en frío se ven afectados.
La irradiación de alimentos consiste en dirigir haces de energía, como rayos X, rayos gamma o haces de electrones, sobre los alimentos. La energía destruye las bacterias que pueden causar intoxicación alimentaria, neutraliza las plagas de insectos en las partidas de alimentos, preserva la calidad de los alimentos al destruir los organismos deteriorantes o impedir la germinación, y protege los alimentos envasados contra la contaminación microbiana y por insectos.