Desde el deshielo de los glaciares y la menguante superficie de los lagos hasta la destrucción de cosechas y el aumento de los riesgos sanitarios: los efectos del cambio climático son visibles y tangibles. El clima de un lugar determinado se define a partir de las condiciones meteorológicas medias registradas durante un período considerable, mientras que por cambio climático se entienden las variaciones de esas pautas meteorológicas. El aumento de las temperaturas modifica las pautas meteorológicas y distorsiona el equilibrio de la naturaleza y nuestra vida diaria.
Las temperaturas han aumentado alrededor de 1,1 grados Celsius a nivel mundial con respecto a los niveles preindustriales y, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los últimos siete años han sido los más cálidos registrados hasta el momento. No obstante, el aumento de las temperaturas es solo el principio de la cuestión.
“El cambio climático está cambiando la faz de nuestro mundo —afirma Oksana Tarasova, Funcionaria Científica Superior de la OMM—. Afecta nuestra vida y nuestros bienes, con unas temperaturas cada vez mayores, la subida del nivel del mar y la creciente intensidad de los fenómenos extremos”.
Si bien factores naturales como las erupciones volcánicas y la descomposición de las plantas repercuten en el clima, los científicos coinciden en que la actividad humana es el principal motor del cambio climático. La quema de combustibles fósiles —a saber, carbón, petróleo y gas— y el aclareo de tierras de cultivo y de bosques generan emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO2) y el metano, que atrapan el calor y producen un aumento de las temperaturas.
En el último informe de la OMM se confirmó que las concentraciones de gases de efecto invernadero habían alcanzado un máximo histórico en 2021. La concentración de dióxido de carbono fue de 415,7 partes por millón (ppm) en todo el mundo, aproximadamente un 50 % por encima de los niveles preindustriales.
“Para reducir el impacto de la actividad humana en el clima es necesario combatir las emisiones de gases de efecto invernadero —señala la Sra. Tarasova—. La pregunta es: ¿cómo podemos hacerlo de la forma más eficiente?”.
La respuesta está en el aire y nos la revelan los isótopos estables.