En 1992, el científico estadounidense Edward Knipling y su colega, Raymond Bushland, recibieron el prestigioso Premio Mundial de la Alimentación por la exitosa labor que realizaron en la década de 1950 al desarrollar la técnica del insecto estéril (TIE), un método para controlar plagas de insectos mediante la irradiación. En 2012, tras años de estudio, planificación y trabajo el Senegal —con el apoyo de los Estados Unidos— introdujo la TIE en la zona costera de la región de Niayes para erradicar la mosca tsetsé hematófaga, conocida por matar ganado y causar la “enfermedad del sueño” (tripanosomiasis africana humana) en seres humanos. El Senegal se adhirió a una lista creciente de países que utilizan esa técnica nuclear.
Durante más de cuatro decenios la TIE ha sido una importante obra conjunta entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el OIEA. La TIE utiliza la irradiación para esterilizar a insectos macho, que luego se sueltan en la naturaleza para que se apareen con hembras sin reproducirse, lo que, con el tiempo, reduce la población de insectos que propagan la enfermedad. El Programa Conjunto FAO/OIEA de Técnicas Nucleares en la Alimentación y la Agricultura invierte en actividades de investigación aplicada para mejorar la técnica y apoya la introducción de conjuntos de recursos TIE para los Estados Miembros del OIEA.
Antes de la campaña en el Senegal este programa logró erradicar con éxito la mosca tsetsé de la isla de Zanzíbar en la República Unida de Tanzanía y ayudó a controlar la plaga de insectos en el valle del Rift meridional de Etiopía. En el Senegal esa técnica condujo a la erradicación en tan solo seis meses del 99 % de la población de mosca tsetsé fijada como objetivo. Esto permitió a los productores agropecuarios pasar a variedades de ganado bovino más productivas y no resistentes a las enfermedades, lo que dio lugar a una mayor producción de carne y productos lácteos y proporcionó medios de vida más seguros para los productores. Este es solo un ejemplo de un programa mediante el cual el OIEA contribuye de forma significativa y eficaz en relación con los costos a la paz y la prosperidad en el mundo.
Acelerar y ampliar la contribución de la energía, la ciencia y la tecnología nucleares a la paz, la salud y la prosperidad siempre ha sido la misión impulsora del OIEA, conforme se estableció en sus Estatutos fundadores en 1957 y se consolidó en el Artículo IV del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) en 1970. Los usos pacíficos de la ciencia y la tecnología nucleares tienen las respuestas a los principales desafíos del desarrollo sostenible y ofrecen un excelente rendimiento de la inversión a los países que financian y ponen en práctica proyectos relacionados con ellos. Sin embargo, las esferas más necesitadas que se beneficiarían de la cooperación y la asistencia para usos pacíficos superan con creces la financiación de la que dispone el OIEA por medio de las contribuciones de los Estados Miembros.