Terapia con radionucleidos

En los tratamientos de medicina nuclear se utilizan radiofármacos que se dirigen a tumores concretos, como el tiroideo, los linfomas o las metástasis óseas , y administran radiación a las lesiones tumorales como parte de la estrategia terapéutica para curar, mitigar o controlar la enfermedad. Puede aplicarse de forma selectiva a determinadas zonas afectadas o a todo el cuerpo.

Tratamiento del tumor

Los avances en tecnología médica han dado lugar a un aumento espectacular del desarrollo y la disponibilidad de nuevos tratamientos oncológicos. El tratamiento del cáncer comprende distintas estrategias, entre ellas la quimioterapia, la intervención quirúrgica, la radioterapia y, más recientemente, los tratamientos dirigidos, como las terapias con radionucleidos que se utilizan en medicina nuclear. La radioterapia externa con radiación ionizante es el tratamiento que con más frecuencia reciben los enfermos de cáncer. Consiste en irradiar el tumor primario y una pequeña zona alrededor de este con rayos X de alta energía.

Otro tratamiento posible para determinados tipos de cáncer es el tratamiento dirigido con radionucleidos, que se basa en administrar a los pacientes sustancias radiactivas. Tanto este como la quimioterapia son tratamientos generales, en los que se llega a las células de todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo. Sin embargo, a diferencia de la quimioterapia, las sustancias radiactivas actúan específicamente sobre las células afectadas, reduciéndose así los posibles efectos secundarios.

Radiofármacos

Los radiofármacos aptos para fines de tratamiento, también denominados vectores con gran afinidad tumoral, se adhieren firmemente al tumor. Pueden transportar las dosis deseadas de radiación directamente a los tumores y su metástasis, evitando así que esta afecte a los tejidos sanos. La elección de la molécula que transportará la radiación al tumor estará determinada por su afinidad, o capacidad de adhesión, con las estructuras del tumor a las que se dirige, por ejemplo los antígenos o los receptores. La radiación ionizante que emiten los radionucleidos presentes en la molécula transportadora altera el ADN de las células cancerosas y las destruye, reduciéndose así el tumor.

Un buen radiofármaco con fines terapéuticos debe:

  • actuar únicamente en las células de los tumores malignos;
  • llegar a todas las células de los tumores malignos estén donde estén;
  • resultar inocuo para los tejidos y órganos sanos y transportar la máxima dosis de radiación hasta el tumor, y
  • eliminar las células tumorales malignas con gran eficacia.

Cómo funciona el tratamiento

La acción biológica de un radiofármaco depende del tipo de radiación ionizante que emita el radionucleido. Mientras que en los procedimientos de imagenología de la medicina nuclear se necesita que los radionucleidos emitan radiación γ (gamma) para poder penetrar en el organismo, para el tratamiento con radionucleidos se necesita una clase de radionucleidos diferentes que tengan una eficacia biológica relativa óptima. Los radionucleidos más adecuados para el tratamiento de tumores son los que emiten radiación ionizante sin tener que penetrar mucho en el tejido, por ejemplo los emisores α (alpha) o β (beta), que liberan su energía cerca de las zonas afectadas.

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