Enfermedades cardiovasculares

Según la OMS, las enfermedades cardiovasculares son la causa de mortalidad más común en todo el mundo. Los procedimientos de diagnóstico mediante radiación ionizante desempeñan un papel fundamental en el manejo de estas enfermedades y han contribuido de manera significativa al descenso de la morbilidad y mortalidad asociadas habido en los últimos dos decenios.

Prácticamente todos los métodos de diagnóstico por imagen de las enfermedades cardiovasculares requieren radiación. Pueden ser de dos tipos: invasivos y no invasivos.

Con las técnicas invasivas, se introduce un catéter —un tubo largo, fino y flexible— en una arteria periférica y se lo hace llegar mediante una guía hasta el corazón. A través de este catéter, se inyecta en el torrente sanguíneo un agente de contraste y, a continuación, se emplean rayos X para tomar imágenes de la anatomía del corazón y de las arterias que llevan la sangre al miocardio a fin de evaluar su grado de apertura, también conocido como permeabilidad.

Este procedimiento, denominado cateterismo cardíaco, es el método de referencia para evaluar la anatomía cardíaca y la gravedad de una disfunción fisiológica. Está recomendado para distintas situaciones, la más común de ellas, la evaluación del dolor torácico. No obstante, la naturaleza invasiva de este procedimiento limita su utilización generalizada.

En su lugar, cada vez se recurre más a técnicas de imagenología cardíaca no invasivas. Estos métodos permiten delimitar las estructuras cardíacas y evaluar la permeabilidad de las arterias coronarias y la perfusión miocárdica (y apreciar así lo bien que fluye la sangre a través del miocardio), así como su función y metabolismo. En algunos de estos métodos se emplea radiación y la angiografía coronaria por tomografía computarizada, un examen por imagen del corazón que ayuda a determinar si la formación de placa ha estrechado las arterias coronarias del paciente. En otros casos se recurre a métodos no nucleares, como la ecocardiografía —un sonograma del corazón por medio de ultrasonido— o la imagenología cardíaca por resonancia magnética, una tecnología que usa impulsos de energía de ondas de radio.

Métodos principales de la medicina nuclear

Los estudios de cardiología nuclear evalúan la circulación de la sangre en los vasos sanguíneos del miocardio, también conocida como flujo sanguíneo miocárdico. La técnica de cardiología nuclear más ampliamente utilizada es la imagenología de perfusión miocárdica. Combinadas con el ejercicio sobre un tapiz rodante o en una bicicleta estática, las imágenes que se obtienen por este método permiten evaluar el flujo sanguíneo hacia el miocardio.

A fin de obtener estas imágenes, se inyecta en el torrente sanguíneo una pequeña cantidad de una sustancia química, denominada agente de imagenología. A continuación, se emplea un dispositivo de escaneado, por ejemplo una cámara gamma, para medir la absorción de este agente por el corazón . Si una arteria coronaria presenta una obstrucción considerable, puede suceder que el miocardio no reciba suficiente riego sanguíneo. Este descenso de flujo sanguíneo puede detectarse en las imágenes.

Los estudios de perfusión miocárdica permiten identificar zonas del miocardio en las que el riego sanguíneo es inadecuado, así como aquellas regiones en las que podría haber laceraciones como consecuencia de un infarto de miocardio. De este modo se obtiene la información necesaria para ayudar a determinar qué pacientes presentan un mayor riesgo de infarto de miocardio y pueden ser candidatos para someterse a procedimientos invasivos, como una angiografía coronaria, una angioplastia (procedimiento para ensanchar arterias que se han estrechado o están obstruídas) o cirugía cardíaca.

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